07 febrero 2006

Comentarios desde la Historia

COMENTARIOS DESDE LA HISTORIA
     De verdad que a veces cuando se leen cosas tan pintorescas como la carta que Rachid Raha le envía, por medio de este periódico, al Presidente Zapatero, en solicitud de ayuda para su cultura amazigh (chelja), a mi me merece una sonrisa, y no de reprobación, ni mucho menos.  Como éste periódico, físicamente lo recibo con fechas retrasadas no tengo otro remedio que disculparme si ésta, llamémosle réplica, por llamarle de algún modo, les llega con el retraso lógico.  La carta empieza dándole la bienvenida a nuestra ciudad norteafricana, situada en tierra amazigh; no le dice: “A ésta ciudad española, que usted le debiera haber refregado por los morros a la portavocía marroquí”.  Le expone lo importante que es para él la cuestión amazigh (chelja).  Seguidamente le dice que sus antepasados iberos provienen de estas latitudes, de este mismo suelo que él hoy pisa (por Zapatero). Dice que la cultura bereber se encuentra desgraciadamente lejos de ser conocida. Que en las calles de la ciudad no hay ni un nombre, sea amazigh (chelja), o cuya señalización se encuentre escrita en amazigh (chelja), lengua que gracias a sus mujeres pervive hasta hoy.  Como comprobará ya tenemos al amigo de España, Abdelkader Ben El Hach Tieb, que le descubrieron la lápida en la calle que figuraba desde 1906 con el nombre de Málaga y que más tarde, en 1915, la cambiaron por el del poeta malagueño Arturo Reyes Aguilar, hasta el 18 de diciembre de 1950 que la volvieron a cambiar por nuestro amigo. Claro que Abdelkader como era amigo de España, quizás no les conviene que su nombre figure entre los que ellos desean. Con la frescura de una ignorancia supina, por ser un sinónimo suave de desfachatez, compara a lo que él cree cultura española (chelja) con Euskadi y Cataluña, donde sus callejeros, henchidos de nombres de los hombres locales en sus propias lenguas. En Melilla, dice, se mantiene el alma franquista ejemplificada en mantener las estatuas y los símbolos del dictador.  Ahí le doy la razón porque con los últimos “regüeldos” en torno a esos casposos recuerdos la ciudad llegó a apestar un poco. Dice que el MEC no hace nada por la promoción de su identidad, con un alumnado “asimiliacionistade carácter colonial y que condena a éstos inocentes a la delincuencia en las aulas.  Debe olvidarse lo de “colonial” porque esa si que apesta de cojones, como cuando Marruecos llama presidios a Ceuta y Melilla; a no ser que esté de acuerdo con los comentarios de ese país extranjero, de donde es oriundo. Luego se mete de lleno en la Historia comenzando en la guerra de 1909 cuando dice que desde Melilla se emprendió la empresa colonial sobre las cábilas amaziges del Rif (rifeñas). Sobre esa guerra no creo que pretenda, ni creo le dejen, cambiar los nombres de las calles del General Marina, General Pintos Ledesma, entre otros héroes españoles, por los de Chadly ni por Mizzián (no el que fuera general en el ejército español).  Personajes todos ellos de aquélla guerra de 1909, más famosa como la del “Barranco del Lobo”.  También cuando se produce la rendición del primer reformador y presidente de la “República Confederada de las Tribus del Rif”, Mohamed Abdelkrím El Jatabi, solicita el reconocimiento de crimen contra la humanidad sufrido por su pueblo, así como la reparación moral y económica (sic). Aquí se le ve la patita del jurdó, (dinero en caló), por las bombas que padecieron éstas tribus.  Para ilustrar este comentario debe observar algunas fotografías que hicieron días después de la evacuación de Monte Arruit a la puerta de la misma posición.  Y la pregunta que muchos españoles nos hacemos es: ¿A quién reclaman las familias de esos muertos que fueron capturados y masacrados cobardemente, después de su rendición en las distintas posiciones como Drius, Tarfesit, Igueriben, Annual, y tantos blocaos repartidos por esas inhóspitas tierras desconocidas para los soldados españoles.  ¿Se la pedimos a los descendientes del reformador y presidente de esa seudo-incipiente-república rifeña?, o mejor, si les parece, quitamos a Estopiñán, con su gonfalón de los Medina Sidonia al viento en El Pueblo, y colocamos a ese señor, de mirada incierta, y vestido con su chilaba parda.  Estoy seguro que del cementerio de La Purísima saldrían lágrimas de pena rodando Castelar abajo, ya que sus muertes en defensa de la españolidad de Melilla hubieran sido baldías, por la felona acción de los que permitieran ese hecho. Sobre la Guerra Civil le dice que como fraticida conflicto bélico, en el que murieron decenas de miles de españoles, incluyendo a su abuelo -el de Zapatero-, espera que tome en consideración emanada del pueblo amazigh (chelja), deseándole un feliz y próspero año nuevo con ocasión del nuevo año bereber de 2956.  Sobre las decenas de miles, yo le sugiero que cambie las decenas y ponga centenas, o sea, varios millones desde que el 17 de Julio de 1936 (no fue agosto como dice), desde la “Adelantada al Movimiento” comenzó el gran “Baile Siniestro” en España.
     Yo de entrada le digo que en Melilla, ciudad española en el norte de África, fronteriza con un país extranjero, que es Marruecos, tiene la cultura europea occidental, no existiendo la cultura bereber, aunque quieran colárnosla con un calzador y mucho menos la amazigh, ya que de ésta, cuando se fragmentó se derivaron los cinco o seis dialectos norteafricanos como el  rifi o chelja y el suni, entre ellos.  El chelja es la lengua que se habla en las tribus cercanas a Melilla.  Así que se deben hacer el favor de no andar con tantos subterfugios con la gente de buena voluntad, y si lo que desean es dinero para que su cultura rifeña sea conocida en el mundo mundial, deberían reclamarla al verdadero gobierno que tiene esa potestad, que es Marruecos con su larga mano de director para los quintacolumnistas que existen en nuestra ciudad.  Por favor: léanse el artículo 3º de nuestra Constitución y déjense de una vez por todas de tantas falacias y milongas.    Amén.

                                        Juan J. Aranda
                                        Málaga febrero 2006

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