14 febrero 2006

Las "perdices" de Manuel Vicent

“LAS PERDICES” DE MANUEL VICENT
     El día 28 de noviembre de 2004 en el periódico El País, Manuel Vicent, en su artículo dominical titulado: “Perdices”, dice: “Nadie les va a quitar las fincas rústicas y urbanas, podrán continuar matando cochinos, venados y perdices hasta el final de sus días, seguirán saludando con una cigala en la mano a sus amigos en las marisquerías, (…..). Darán dentelladas de escualos en despachos insonorizados, y después de una vida llena de tajadas volaran al cielo donde serán recibidos por Dios con los brazos abiertos bajo una lluvia de mazapán, (….). Sus vástagos nacieron en lámparas que iluminaban bibliotecas hasta el techo; se educaron en buenos colegios, merendaban chocolate con picatostes,  cuando por la calle el hambre corría como un viento helado. Algunos tuvieron preceptores, todos fueron a la universidad como el río va a la mar.  Pero a la hora de afrontar un problema político o un conflicto de intereses económicos raramente utilizan la inteligencia, la ironía o la sutileza del espíritu florentino, sino la bronca y el trabarse cuerpo a cuerpo.  Hay una derecha baja, advenediza, con el riñón bien forrado, nuevos demócratas con los huevos de oro, que intelectualmente llevan el cinturón por debajo de la tripa.  Esos están ahí y actúan como de ellos se espera -<(como el senador que dijo que Zapatero entró en la Moncloa en un tren de cercanías)>-.  Por el contrario, me refiero a esa clase de seres que tuvieron la cultura a su alcance  desde niños, que se saben las reglas de urbanidad, que manejan con elegante naturalidad la servilleta, toda clase de cubiertos y las distintas copas de vino en la mesa, y en cambio en los mítines y en los debates del Congreso es como si llevaran las uñas sucias, comieran con los dedos y echaran regüeldos. Por eso habría que repetirles: Relájense, lo tienen todo a favor, pero sean más sutiles; nadie les va a quitar nada y mientras exista el Derecho Natural en sus fincas no faltarán cochinos, venados y perdices”. Ni tampoco les van a quitar las pagas vitalicias a muchos senadores y diputados que entre todos los españoles, con nuestros impuestos les abonaremos cuando se retiren.   Yo creo que esta derecha que pide firmas contra la Reforma del Estatuto Catalán por algunos colegios de Granada a menores de edad, que hay que tener la jeta como el acero para hacerlo, le preguntaría si cuando la guerra de Irak, el señor Aznar en vez de reunirse con sus amigos Busch y Blair en las Azores a tomarse su cafelito hubieran puesto esas mesas petitorias en todos los rincones de todas las ciudades de España con la pregunta de si deseábamos que nuestros soldados participaran en una guerra que la ONU no autorizó, y que su hijo y todos los hijos de los que estaban de acuerdo estarían en primera fila para su embarque.  No las pusieron porque en las calles de esas ciudades cientos de miles de personas solo ladraban el rencor por las esquinas con el  ¡No a la guerra!. Yo creo que en vez de desear con tanto ahínco el poder, debieran tener algo de  ganas de cooperar con su gobierno en todos los aspectos.  Que los votantes de su partido ayuden a sus dirigentes a encontrar los papeles que perdieron apenas perdieron en marzo de 2004, porque la verdad es que los papeles los han perdido, y ya un poco de grima escuchar y leer cada día lo mismo.  Yo les digo como Vicent: cálmense, por favor, que no les van a quitar nada; ustedes van a seguir lo mismo, y si se deciden ayudar al Gobierno, el del Estado, el suyo, codo con codo, sin demagogia, sin meter la patita, quizás, a lo mejor, tal vez, pudiera ser, que en las próximos comicios puedan sentarse en las poltronas de la Moncloa, pero así solamente se comerán el rosco de la derrota, claro que después de haberse zampado el sapo de 2004, que aún lo tienen croando arriba y debajo de la garganta.

     Reciban un saludo.

                                             Juan J. Aranda
                                             Málaga febrero 2004  

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