SOBRE EL DESAPARECIDO GENERAL SILVESTRE
Yo siempre he pensado que
cuando se habla, o se escribe, sobre los Héroes y Mártires, se debe
hacer con el máximo sentido de la objetividad; y si se siente la
Patria hasta las trancas, aún más.
En el “Atril
Ciudadano”, de la página 3 de este diario, de hoy jueves 30 de
julio, leo con sorpresa, y fascinación, lo que alguien escribe sobre
la desaparición de nuestro General Silvestre en los fatídicos días
del “Desastre de Annual”. Sin datos que acrediten lo que escribe,
hace la conjetura más ignominiosa que se haya podido decir sobre
aquél heroico militar. Como “su huida del campo de batalla,
barajando alcanzar un barco, a lomos de un mulo, ya que se tarda
menos de una hora desde Annual hasta la costa. Y una vez a bordo los
oficiales al mando se encargaron de hacerlo desaparecer”. A
continuación, también con conjetura, dice que “....Silvestre
no encajaba en la trama golpista contra la Monarquía, con la misión
de provocar el desastre del Ejército Español en Annual, para que
las logias de presión y la cúpula castrense dispusieran del
argumento infalible ante la opinión pública española para derrocar
a Alfonso XIII”.
Ante estas conjeturas,
que no tienen fundamento alguno, creo que antes de ponerse a escribir
sobre un tema tan delicado, solamente para desprestigiar a un
militar, como lo fue el General D. Manuel Fernández Silvestre,
habría que informarse, y leer, leer hasta el cansancio, y una vez
hecho, volver a leer todo lo referente al tema que nos ocupa, en este
caso sobre la muerte de aquél General, que como gran hombre de
honor, subestimó la crueldad, y bestialidad, del enemigo, el que una
vez rendidos nuestros soldados en las distintas posiciones, enfermos,
heridos y sedientos los masacraron con total impunidad; por eso
aparte de ser Héroes, también fueron Mártires.
Por otra parte hay que
decir que cuando ascendió a
Brigadier, el 19.06.1913, y nombrado Ayudante de Campo de Alfonso
XIII, el 9.07.1915, función que desempeñó hasta julio de 1919.
Existen
varias versiones sobre su muerte: Que murió el 22 de julio, en
circunstancias no esclarecidas. Mientras otra versión dice que al
ver el desastre, se metió en su tienda de campaña y se voló la
cabeza. Otra, que fue abatido a tiros por los rifeños junto con el
coronel Manella y varios oficiales que trataban de defenderse, lo
cual cuadraría más con su carácter. También dicen que rogó a sus
inmediatos colaboradores que se marchasen, y lo dejasen solo, para
dirigirse a los parapetos, y a pecho descubierto lo vieron situarse
junto a una puerta muy batida por el fuego de los rifeños. Allí
permaneció durante unos minutos, como ensimismado, increpando a unos
soldados indígenas, que cobardemente se pasaban al enemigo.
Otra
versión es la del Teniente Coronel Pérez Ortíz, última persona
que lo vio con vida, “a
pié, firme en su puesto, disparando con su pistola contra los moros,
que ya habían comenzado a tomar por asalto la posición”.
Otra
versión, y esta creo que es la más verosímil, es la del propio
Abdelkrím: En marzo de 1954, exiliado éste en Egipto, recibió en
su palacio de El Cairo al periodista español Fernando de Cambra; y
en un momento de la entrevista, el periodista le preguntó, qué fue
del General Silvestre: “¿Cayó
luchando, lo asesinaron, murió en cautiverio?”. “No, nada de
eso,-respondió
el Abdelkrím- si
hubiera sido hecho prisionero le habríamos respetado la vida, como
hicimos con el General Navarro. El General Fernández Silvestre se
suicidó en Annual cuando vio que la posición ya no podía resistir
más. Fue un bravo soldado que no admitía la derrota. Tal vez fuera
demasiado impulsivo. Tuve entre mis manos su fajín”.
A
este conjeturista de ojana, yo le recomiendo la lectura de los libros
siguientes: “Historia
Secreta de Annual”,
de Juan Pando; “Abdelkrím
y el Protectorado”,
de José María Campos Martínez; “Abdelkrím
y la Guerra del Rif”,
de David Woolman; y “El
Derrumbamiento”, (La verdad sobre el Desastre del Rif);
de Augusto Vivero, publicado en 1922, con el lenguaje de la época.
Le hago hincapié sobre estos dos últimos, esperando que sus
conjeturas se diluyan en eso: solo en conjeturas. Así que le ruego
que la próxima vez, si es que la hay, escriba con objetividad y con
el máximo de los respetos hacia un General español, como O´Donnell
hizo con Muley Abbas, cuando éste se rindió en Castillejos: “....
En
la conferencia fueron sucesivamente aceptadas todas las condiciones.
La insistencia con que pedía la paz, su elevada condición de Califa
y la dignidad con que soporta su desgraciada suerte me movieron a
rebajar a 20 millones de duros la indemnización; no me pareció
generoso para mi Patria humillar a su enemigo, que si se reconoce
vencido dista mucho de ser despreciable.....”.
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