“OYENDO EL CLARÍN DE LOS HÉROES Y MÁRTIRES”
El clarín llamando a los
Héroes y Mártires de La Purísima, ha sonado en mi ordenador, al
leer en la pág. 22 de este periódico, de hoy 2.05.2015, la “Carta
Pública” de la Comandancia General, en la que el Soldado de
Artillería José Gutiérrez González, refiere su gloriosa muerte en
Taxdir, el 30.09.1909. Datos extraídos del libro: “Nombres para la
Historia Militar de España”, de Isabel Migallón y Eduardo Sar. La
verdad, créanme, que la lectura me ha emocionado; y me ha venido a
la memoria las “Cien Cartas desde la Purísima”, que con toda mi
ilusión, y cariño, escribí hace años, las que desde éstas
páginas fueron cronológicamente clasificadas y publicadas, para que
todos ustedes, melillenses, lectores amables, supieran quiénes
fueron aquéllos soldados que defendieron la españolidad de nuestra
ciudad. A mí me hicieron tan feliz, relatando sus gestas gloriosas,
que intentaba cauterizar las llagas del dolor, que nuestros Soldados
sufrieron, y padecieron, en los campos de batallas del “Hueso del
Yebala y la Espina del Rif”, como dijo un historiador, al referirse
a nuestro Protectorado en Marruecos, que Francia e Inglaterra nos
“dejaron” en Algeciras.
Yo siempre he deseado que
nuestros Héroes y Mártires, aunque algunos duerman en la fosa
común, sus desconocidos nombres no deben quedar jamás en la
oscuridad del olvido. Deben ser recordados por sus batallones,
regimientos, destinos y lugares donde entregaron sus vidas por la
Patria.
En aquéllas epístolas,
todas ellas de amor patrio hacia nuestros Héroes y Mártires,
recordaba el aire con olor a pólvora y a esparto, del “cañonazo
de las 12”, en Ataque Seco; cuando se deslizaba como una caricia,
al ritmo de un alegre vals, y los chaveíllas correteábamos,
jugando, a pocos metros. Hoy en vez de un vals, suena la “Marcha de
Infante”, también a ritmo de 3x4, o el toque de Oración al
atardecer, quejándose y cubriendo de flores a todos los que se
hallan descansando en sus patios y panteones, mientras los árboles
de la entrada, junto a la Capilla, a pesar de la imperiosa primavera,
se desnudan de sus ramas, como esqueletos, en otoño.
Cada vez que visito el
Panteón de Héroes, noto cómo el silencio se convierte en una
música sobrenatural, como un bello y solemne canto, de todos
nuestros Héroes y Mártires, que asombra y conmueve a todo el que
se adentra en esa sagrada bóveda: Unas entrañas solemnes y
enigmáticas de piedra y mármol, donde se reflejan los nombres de
nuestros laureados soldados.
Para muchos lectores, que
lo ignoran, debo decir también que en la 2ª Caseta, en Beni Enzar,
cercano a la playa, hubo en su día un mausoleo donde se enterraron
muchos soldados, que cayeron en las distintas posiciones. El que
promovió, por suscripción popular, tal mausoleo, fue D. Rafael
Fernández de Castro, Cronista Oficial, que fue de nuestra ciudad. Yo
pienso que debió denominarse: “Cementerio de los Héroes
Olvidados”.
Cuando comencé a
escribir las “Cartas”, colocando mis palabras en las imaginarias
plumas de nuestros Héroes, desde la escalinata del Panteón, o
paseando por entre las tumbas, me preguntaba: ¿Cómo era posible que
desde 1909, hasta 2009, ¡un siglo!, solo se acordasen de ellos, una
vez al año, en el día de los Difuntos?. Por ese motivo aumenté,
aparte de las “Cartas”, con una serie de artículos
reivindicativos, para que el Cementerio fuese denominado: “Cementerio
Nacional de Héroes”. Y fíjense que mi bagaje cultural, y
político, es ser un lector de todo lo que cae en mis manos; también
conversador, y pensador, pero sobre todo estar “Licenciado” en
Historia, Música, y en todo lo que se refiere a la condición, y al
desempeño del ser humano, como son las Humanidades. Todo ello,
aprendido y estudiado, en la prestigiosa “Universidad de las
Ágoras Públicas”. También soy un Cartero Urbano, jubilado, del
Glorioso Cuerpo de Correos, y hombre con principios de izquierdas,
“Azañista”, para mayor señas.
Por otra parte yo siempre
he tenido la seguridad de que los corazones de nuestros Héroes y
Mártires, están identificados con la Gloria de la Patria. Por eso
no suelo escribir escueto, frío y desangelado, como el lenguaje de
la Administración; procuro hacerlo, modestamente y sin ser poeta:
Con lirismo, con la sabiduría y el sentido del equilibrio del amor
que siempre me influye el recuerdo de los que descansan junto a
ellos: ¡Mis padres!; que también fueron, como todos los de
generaciones anteriores, Héroes y Mártires; los que con su gran
esfuerzo construyeron la ciudad que, en la actualidad, podemos
disfrutar en todo su esplendor: Africana por su situación
geográfica, pero con el cuerpo, la idiosincrasia, la cultura y el
alma española, en toda su dimensión.
Y al que le pese, que se
joda. Amén.
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