AL ESCUDO DE MELILLA
En
1985 yo pensaba en lo desgraciada que era mi ciudad, puesta en boca
de todo el mundo queriéndole rebuscar lo que no había, donde mucha
gente demagoga hablaba, y escribía, sin ton ni son, llamándonos
racistas a todos los melillenses de origen peninsular. Los sucesos
ocurridos en la Plaza de España, con el dirigente, que repetía a
sus seguidores lo que el Delegado del Gobierno le comunicaba lo
conseguido en Madrid, apropiándoselo él como un logro suyo; fue
motivo de que yo buscase alguna defensa para lo que le estaba
ocurriendo a mi ciudad. La idea, fíjense, me la dió un libro
turístico escrito por Constantino Domínguez, donde describe, en
síntesis, y con maestría, la historia de nuestro escudo, que es el
de los Medina Sidonia. La leyenda "Preaferre Patriam Liberis
Parenten Decet", que traducida es: “Preferible la Patria Libre
a que Muera un Pariente”, propia de los Guzmanes; las dos calderas
con las siete serpientes en cada una, el manto de armiño de algunos
Grandes de España, que cubre las dos columnas del "Non Plus
Ultra"; todo ello lo tenía visto desde que tengo uso de razón.
Recuerdo que cuando era un chaveílla, en la Plaza de España, viendo
al Guzmán con el ademán de lanzar el puñal, me parecía muy
emocionante la escena, que el pobre tuvo que representar en Tarifa,
entregando su hijo a los moros sitiadores. La figura del dragón a
los pies del escudo, la leí muy interesado sobre la historia de
Alonso Pérez de Guzmán, y de Aben Jacob, donde aquél ayudó a éste
a matar una gran serpiente que devoraba a todo lo que se le ponía
por delante, ganado e incluso personas, ocurriendo todo en los
alrededores de Fez. Y Aben Jacob en agradecimiento, le concedió al
Guzmán, que la figura del dragón figurase como pieza exterior en el
escudo de su linaje. Como digo, yo me imaginaba a la Península y
Melilla, ambas en el mismo lugar que el escudo y el dragón,
respectivamente, y por eso me tomé la libertad de escribirle un
humilde poemita. A mi buen amigo, el “Poeta Andariego de Rusadir”,
Eladio Algarra, conforme se lo leía por teléfono en Cádiz, donde
murió, le encantó y la copió; y yo que siempre ando rebuscando en
mis papeles de color sepia, lo he encontrado, y aquí lo tienen
ustedes; porque como todo el mundo sabe, los melillenses que
residimos en la Península, solíamos calibrar y sufrir, algunos con
estoicismo, y otros con desdén, lo que muchos compatriotas decían
en aquéllos meses; siendo el recrudecimiento de tal virulencia, que
me dio por escribir estos versos, que aunque a alguien les parezca
una cursilada, créanme lo hice con una rabia y una mala leche tan
contenida, que pensaba nunca lo leería otra persona; y además
porque me salió de los cojones.
Debo
decir que hace unos días un señor, capullo integral, con altos
grados de gilipollismo, que creía estar muy "puesto" en
historia, me hizo un pequeño esquema de lo que era, es, y lo que
será Melilla en el futuro. La verdad es que no pude comulgar con sus
ruedas de molino, por lo grandes, demagogas e ignorantes que eran y
además tragarme los sapos que soltaba mucho menos; así que en mi
interior me alegré porque ahora tengo la oportunidad de que este
imbécil pueda conocer algo de nuestro escudo, por un humilde poema,
que escribí hace algunos años: “Heráldico
escudo de León y Castilla, / con gules los castillos y plata sus
leones. / Como un antepasado en Tarifa, / un Guzmán lanza el puñal./
Sus dos calderas de serpientes,/ siete son en cada una. / El Non Plus
Ultra con sus columnas, / como algunos Grandes de España, / manto y
corona llevan. / El dragón que aguanta el escudo, / en la boca una
lanza clavada lleva. / Melilla, al igual que su dragón y / en el
mismo sitio en España, / una espina lleva clavada / por algunos
españoles / en su sinrazón”.
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