CABO PEDRO SEGURA, ¿O ERA DIEGO?
La verdad que el nombre
de aquél glorioso Cabo siempre me ha tenido intrigado, y creo que a
más de uno también, además que ahora la calle que lleva su nombre,
la han convertido en plaza, que no glorieta, que hubiese sido lo
suyo; ya que sobre las palabras plaza y glorieta, ésta suena como a
pequeña gloria, más dulce; al menos a mí me agrada más. Como ya
escribía yo en un artículo de hace algunos años, previa consulta
del Callejero de la Asociación de Estudios Melillenses (AEM), donde
dice que Pedro Segura fue un Cabo que en 1679, defendió con valor el
Fuerte de Santiago, pereciendo junto a 25 compañeros; y que Gabriel
de Morales, lo amplia en sus “Datos para la Historia de Melilla”,
vol. I, págs. 71 y 72, refiriendo que el 14.09.1678, “....Después
de darle humazo, el lienzo de ese fuerte se desplomó pereciendo el
Cabo Diego (sic) Segura y 24 soldados. También Juan Antonio Estrada
en “Población General de España”, igualmente figura con el
nombre de Diego. Yo, la verdad es que no soy licenciado en Historia,
ni he estudiado paleografía, solo aficionado; pero tampoco hay que
hacer un master para descifrar lo que está escrito en una ostraca
egipcia, para entender que algo no encaja en la denominación del
nombre de esa calle. Como sempiterno preguntón quiero, y es mi
deseo, a ser posible, saber la datación y el origen del nombre de
ese glorioso Cabo; porque glorioso sí que lo fue, se llamase Pedro o
Diego. Pienso que en los archivos municipales debe de haber alguien
que sepa, como y por qué pusieron su nombre a esa calle; que por
cierto ha quedado preciosa y muy bonita, con el Monumento a los
Héroes de Taxdir, donde reza: “En memoria de los que murieron
heroicamente combatiendo por la Patria”. Mi amigo José Luís
Blasco, en Melilla, muy emocionado, me comentó y también me envió
fotografías sobre lo grandioso que resultó la inauguración de ese
monumento, al que ambos fuimos invitados por las autoridades
militares; que yo, debido a la distancia, lamentablemente, no pude
desplazarme, aunque desde estas líneas felicité, de todo corazón,
a los que organizaron ese acto castrense en memoria de nuestros
Héroes. Me decía José Luís que apenas vio la Bandera, los
Estandartes, Guiones, y Banderines del Regimiento de Caballería
Alcántara, se emocionó, recordando su niñez cuando los portaban
los soldados, desfilando por la puerta de su casa-pabellón, junto a
ese cuartel y el Destacamento de la “Desinfección Vizcaya”,
donde yo fui soldado-sanitario, hace medio siglo. Como anécdota,
sobre este Rgto. mi amigo, hace algunos años, me envió un librito,
de los que él tenía varias cajas repletas, obsequio del cura
castrense, que nadie se preocupó por el hallazgo, y que él, cuando
era Presidente de la AEM distribuyó a todo el mundo. Yo lo
transcribí en su totalidad, y gracias a la redacción de este
periódico, se publicó desde este, mi humilde rincón. Más tarde,
hace pocos meses, fue fotocopiado y nuevamente distribuido, en papel
nuevo, a muchas personas amantes de nuestra Historia. El librito, que
bautizamos, José Luís y yo, como “La Joyita”, se titula: “Que
las cifras hablen”. Es el resumen de la actuación de este Cuerpo
en el mes de julio de 1921. Y decimos “La Joyita”, porque está
impreso, y modestamente encuadernado, en la imprenta del Rgto. en
1923. La verdad que tener en tus manos esas 14 páginas de color
sepia es un lujo, que muy pocos tenemos la suerte de poseer.
Quizás mucha gente
piense que yo soy un poco “tocapelotas”, pero si a esa glorieta
la hubiesen bautizado con el nombre del que fuera Comandante General
de Melilla, D. Manuel Romerales Quintero, ignominiosamente fusilado
por los golpistas apenas comenzó el “Glorioso Alzamiento”, que
Dios debió confundir, creo que se hubiese hecho una gran justicia
con aquél Héroe y Mártir. Pero bueno, así es nuestra ciudad, la
única que mantiene símbolos fascistas, sin respetar la Ley de la
Memoria Histórica, y manteniendo a Napoleón brillando en una de sus
calles: ¡manda cojones!, y a todo eso, a nadie se le cae la cara de
vergüenza, cuando hace mutis por el foro; y mi petición, que vengo
haciendo desde hace varios años: al carajo. Quizás, pudiera ser
que algún día, que cansados de las “insistentes peticiones de
algunos ciudadanos”, o “por decisión de la Comandancia General”,
como leía hace poco en un libro, respecto a la Losa Funeraria de
Arruit, se dignen cambiar el nombre de ese gabacho por el de otro que
hubiera realizado por nuestra ciudad algo cultural. Así que los
monumentos, símbolos y calles franquistas, esos: mejor no
meneallos, ¿para qué?; anda y que se jodan los rojos. Pero ¡ojo!,
a nuestro Cabo Pedro o Diego Segura, que ni era rojo ni azul celeste,
debemos averiguar su nombre verdadero.
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