13 noviembre 2015

ENÉSIMA PETICIÓN PARA QUE DENOMINEN LA PURÍSIMA, CEMENTERIO NACIONAL DE HÉROES

Decía Neruda que las erratas en los escritos, son las caries de los renglones, y duelen en profundidad cuando los versos toman el aire frio de la publicación. Yo, como ya saben los que me leen, pienso que para escribir y hablar sobre los Héroes, hay que sentir, en lo más hondo del corazón, como propias, las heridas de sus almas; y tratarlas suavemente como a las alas de las mariposas, que con solo posar suavemente un dedo, se nos queda pegado el polvo de oro glorioso de sus hazañas en los campos de batalla. Y nuestro estado de ánimo, como es el sentimiento, debe permanecer como una ventana abierta, destinada a que entre la luz de la Gloria, que es lo que ellos se merecen: La Gloria Eterna de la Patria, y no palabras llenas de fatuidad en algunos coloquios, en disertaciones, y artículos vacíos de alma, que solo van en pos de falsas alabanzas. Son los que enturbian las aguas de la Historia, para que así la buena gente, en su sana ignorancia y deseosa de saber, crea que son más profundas e inalcanzables.
He leído lo que la prensa local dice sobre el día de los Difuntos, de los Panteones y parcelas militares, y el homenaje que la Ciudad hace a sus Héroes, y a los personajes ilustres de su Historia. El Presidente Imbroda dice que: “.....Con solo unas gotas se recuerda la historia de Melilla, porque no vamos a todas las sepulturas, pero sí a una representación de ellos, y colocar una corona de flores y recordarles, cumpliendo un deber histórico, ya que el día de los Difuntos hay que honrar a melillenses ilustres que ya no están con nosotros. Es un acto emotivo en el que recordamos las personas de la Historia de Melilla, que por uno u otro motivo hicieron grande Melilla”. Muy bien señor Imbroda, muy loable su comentario, como siempre que usted se dirije a nuestros Héroes, pero permítame que yo, cada año, echo en falta una pequeña e ilustre gota, como fue la de D. Julio Moreno Rodríguez, que como usted muy bien sabe, fue maestro de música, en la C/ Medina Sidonia, en el Mantelete, en las décadas de los años 40, 50, y mediados de los 60 del siglo pasado, que enseñó ese bello arte a varias generaciones de niños melillenses, sin que a nuestros padres les costara una gorda, y que jamás ha sido nombrado; a pesar de mis sempiternas peticiones de que su nombre sea dignificado con un modesto y simple acto, en recuerdo de su gran labor didáctica, cosa que sí han hecho con otras personas colocando sus nombres en calles, para que perpetuen sus alharacas y paellas-festivaleras, y otros seudocomentaristas radiofónicos de ojana. Pero tenga en cuenta, que pudiera ser que dentro de 50 años alguien, al leer sus nombres en las esquinas de las calles, podría preguntar quiénes fueron esos personajes: Qué hicieron por Melilla, qué huella cultural dejaron en los ciudadanos, por qué esas calles llevan sus nombres. También se debe tener en cuenta que el Callejero de una ciudad es una cosa viva, y los Héroes son tan eternos, como el agua y el aire. Y para los que fuímos alumnos de D. Julio, créame Presidente, que sus enseñanzas siempre las llevamos en nuestros corazones, como parte de la letra que le compuso a la Compañía de Mar:Compañía de Mar de Melilla,/ compañía de tierra y de mar,/ fuerza leal y sencilla/ que cuando mandan/ sabemos cumplir.....”. También compuso las bellas partituras, “Aromas del Parque Hernandez”, “Los Gozos a Ntra. Sra. de la Victoria”, Patrona de Melilla, y la música del “Himno de Alcántara nº 10”.
Ante todo yo, jamás he perdido la esperanza de que algún día, no muy lejano, nuestro Cementerio pueda ser denominado: “Cementerio Nacional de Héroes”. Y lo digo con la convicción de que es el único donde hay enterrados más Caballeros Laureados, que en ningún otro de España. También sé que mi sencilla aportación, por ser de un humilde escribidor, tengo la impresión de que a veces, cae en saco roto; pero deben saber que jamás me rendiré ante la displicencia y la indiferencia de los que pueden lograr esa denominación.
Decía Unamuno que cuando en España se habla de honra, un hombre honrado se pone a temblar.








Contador de visitas