17 DE SEPTIEMBRE DE 1497
Quizás
cuando estén leyendo estas líneas ya le habrán quitado el traje de
gala a Estopiñán, se habrán acabado los fastos de la Conquista de
Melilla, y seguramente los de siempre, no habrán acudido a esos
festejos. Y yo digo, que sus razones ancestrales tendrán; pero como
da la puñetera casualidad que cada mes se les ingresan unos
suculentos emolumentos abonados por todos nosotros, opino, creo,
estimo y entiendo que por educación, de la que recibimos en nuestros
hogares, y la formación que nos dan en los colegios, también de
ética y respeto a los ciudadanos que representan, -que algunos
desearán acudir, y no lo hacen por el qué dirán-, y a todos los
que no somos de origen rifeño, marroquí, debieran acudir al Pueblo
y rendirle el homenaje al hombre que hizo posible que ellos estén
hoy en día con sus culos sentados en unas poltronas percibiendo esos
dineros, que pagamos entre todos, y disfrutando de una democracia,
guapa de verdad. Porque ellos saben que esta conmemoración no es
solo para una parte de la ciudadanía, sino para todos los
melillenses, sean o no de origen rifeño, marroquí, porque es un
hecho histórico de España y por ende de Melilla. Mucha gente cree,
y yo también, que algunos desean reescribir, borrando lo que no les
gusta, inventando una nueva Historia de Melilla, comenzando desde la
década de los ochenta del siglo pasado, menospreciando la
emblemática fecha del 17 de septiembre de 1497, incluso los
seudo-intelectuales, que tienen el síndrome de Estokolmo, sin ser de
origen rifeño, que también los hay, con sus buenas catorce opíparas
cosechas al año. Pero debieran entender y meterse en sus cacerolas
de hueso, que la Ciudad de Melilla se conquistó para España, y no
para sus ancestros, hace ahora 517 años, y no desde la década de
los 80, que alguien insiste en que esa década sea una fecha
conmemorativa porque el Gobierno de entonces entregó DNI como
rosquillas. Y respecto a éstos años de los 80, también recordar
cuando un líder carismático (¿?) de esa década, reivindicaba
Ceuta y Melilla para Marruecos. Por otra parte, creo que mucha gente
desearía que fuesen al Emperador de Marruecos, Sidi Mohamed y sus
hijos, Muley Alí y Muley Maimón, quienes se les rindiera los
honores en vez de al Mariscal Cherlok, por los cien días que
bombardearon El Pueblo dejando 117 muertos (El Sitio 1774-1775); o
quizás al rebelde rifeño Abdelkrím, para mofa y escarnio de los
que murieron en esos barrancos de Annual, Monte Arruit, Igueriben, y
tantas posiciones, repartidos por esas tierras rifeñas. Yo creo que
si alguien se siente herido por esas “conmemoraciones de sangre”,
y posee la doble nacionalidad, o tener una letra en el primer dígito
de su DNI, que es estar entre Pinto y Valdemoro, o entre Beni Enzar y
la Hípica, que sea coherente con sus principios y rehúse a la
española; pero si tiene solamente ésta, que haga una profunda
reflexión, más o menos como un curso intensivo sobre la
Constitución y sobre el Estatuto de la Ciudad, pero sobre todo, y
sin patrioterismo chauvinista de ninguna clase, que jure solemnemente
la bandera nacional; mayormente por su significado, ya que es la que
nos representa a todos los españoles, incluso a ellos, y a los 117
que cayeron en aquéllos cien días, y a los que descansan en La
Purísima, masacrados y asesinados después de su rendiciones en esos
campos del Rif. Creo que hay personas que se preguntarían qué
haríamos con esos muertos, ¿los dejamos que corran por el sumidero
de nuestra Historia, y empezar en los años 80 como desean algunos, y
todo lo anterior borrado, y se acabó?: !y un carajo!. Si unas
personas con los derechos que la Constitución les otorga dicen que
esas conmemoraciones son actos de sangre, yo les digo: pues claro,
que fueron actos de sangre, uno de conquista y ciento y la madre de
defensa. Por eso se les debe el máximo respeto por parte de unos
representantes del Parlamento de la Ciudad Autónoma de Melilla, y se
olviden del manido complejo de víctima racial que emplean con toda
persona que no comparte sus opiniones, llamándolos racistas,
fascistas y xenófobos.
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