POR ENÉSIMA VEZ ESTOPIÑÁN, Y TODAS LAS QUE HAGAN FALTA
Un dirigente de la
oposición dice que el 17 de Septiembre, “....No refleja más que
un acto de conquista y una expresión de cruzada, algo que no conjuga
con la realidad de Melilla”. Para él sería lógico que el Día de
Melilla se celebrase el 13 de marzo, fecha de 1995 en que se aprobó
el Estatuto de la Ciudad, o el 6 de noviembre, día en que en 2007,
los Reyes Juan Carlos y Sofía, nos visitaron. Es respetuoso, eso
sí, pero “....Discrepa profundamente con los nostálgicos de esta
ciudad que viven equivocadamente, y que un año sí y el otro también
creen que hay que hacer una prueba de españolidad mirando 517 años
atrás”. También le entristece enormemente, (le entra morriña al
hombre), que tres autoridades ofrezcan una corona a Estopiñán; y
hace hincapié, diciendo que el 17 de Septiembre se celebra desde
hace 20 años, y al final pregunta: “¿ A quién conquistó
Estopiñán, qué sangre derramó, quiénes fueron los caídos,
quiénes los damnificados, y los héroes?.
Para comenzar yo le
preguntaría, por qué la Comunidad de Madrid tiene su día grande el
2 de Mayo, cuando su Estatuto fue aprobado el 25 de febrero de 1985.
¿No será porque el 2 y el 3 de Mayo de 1808 las tropas de Napoleón,
masacraron al pueblo de Madrid?, que Goya inmortalizó con sus
famosos cuadros de “Los Fusilamientos de la Moncloa”, y “La
Carga de los Mamelucos”; y que nuestra Consejera no le sale de su
papo (peinado antiguo) de retirar el nombre de Napoleón de una de
nuestras calles. Y si cree que debiera ser fiesta la fecha de la
llegada de SSMM, Juan Carlos y Sofía, también debe ser la del 2 de
mayo, que en 1904, días antes de cumplir los 18 años, que Alfonso
XIII, llegó a Melilla, para la inauguración del Puerto; o la del 7
de enero de 1911, que desembarcó en el Yate “Giralda”, para otra
conmemoración; o la de los días 5 y 6 de octubre de 1927, apenas
terminó “la Guerra del 21”, y que cualquier “nostálgico”
melillense preguntaría: ¿A cual de las cuatro fechas elegimos?,
porque ambos eran Reyes de España: uno era el abuelo, y el otro el
nieto. Y si “discrepa profundamente” de los nostálgicos que,
según él, vivimos equivocadamente, yo también discrepo desde una
abismal profundidad de él, y le digo que yo vivo muy acertadamente,
porque creo que desde la década de los 80 del siglo pasado, mucha
gente sí que vive muy equivocadamente, creyendo en la cacareada
interculturalidad de la ciudad, cuando sabe muy bien que la única
cultura que existe en Melilla es la europea, con la idiosincrasia
peninsular, que es la que siempre nos ha caracterizado como españoles
que somos; y si cada 17 de Septiembre echamos la mirada 517 años
atrás, es para recordar una cosa muy sencilla de entender: que
Melilla es España, y no de España. Y si a él le entra tristeza que
las autoridades le ofrezcan una corona a Estopiñán, a mí me da una
gran alegría; y si algún día no lo hicieran yo pensaría que eran
unos felones. Y si dice que solo hace 20 años en que se celebra el
día de la Ciudad cada 17 de septiembre, yo le digo, que más vale
tarde que nunca, porque debió hacerse hace siglos. Y sobre lo que se
refiere a quién conquistó Estopiñán, qué sangre derramó,
quienes fueron los caídos, los damnificados y los héroes, pues le
digo que fueron todos los que participaron en esa conquista y en la
defensa de sus murallas, durante siglos, y le repito: fueron los que
defendieron lo que él, y todos los que piensan como él, en la
actualidad están disfrutando de una ciudad española, con el cariño
y la ambición de “campanario repicante” de las “14 cosechas”
anuales. Sobre la españolidad que dice que muchos melillenses
tenemos, y que solemos hacer esa prueba mirando 517 años atrás, yo
le digo que el patriotismo no es ningún código de preceptos, sino
una disposición del ánimo, y si él no tiene esa disposición, pues
con su pan se lo coma. Manuel Azaña, que aparte de que fue un gran
estadista, también fue filósofo, abogado, escritor, y un gran
orador, dijo: “La Patria es una libertad y una creación de hombres
libres. Es una creación de hombres libres porque no abdican en ella
su conciencia personal, al contrario les sirve de garantía, y solo
en cuanto es tal garantía derraman su sangre para hacerla perdurar”.
¡Ah!, se me olvidaba: este hombre fue Presidente de la II República,
o sea, un republicano, y un rojo hasta las trancas.
Y para terminar debo
decirle a este político, que la muerte de los Héroes, los que
defendieron la españolidad de Melilla, suscita en muchos de nosotros
emociones muy vivas, y a veces hasta con efusión de alguna lágrima
de pena, que nos sirven como agua bautismal española, conservándola
en el vaso que la Patria dispone para que no se derramen sus
esencias, que tanta sangre ha costado, durante siglos, con la
excelsitud del sacrificio de tantos miles de soldados que se hallan
descansando en La Purísima. Así que, por favor, si ustedes no
desean acudir a rendir homenaje a Estopiñán, ni al Levantamiento de
“El Sitio” (1774-1775), pues no vayan, porque la verdad, y
créanme, es que no hace ninguna falta su asistencia; pero eso sí,
dejen de “marear la perdiz” cada año, y vivan felices.
Y ahora si me lo
permiten, lean unos versos que tuve el atrevimiento de escribir
mientras hacía mi servicio militar en Melilla: “En el Cementerio
de Melilla/ generaciones de héroes,/ en sus entrañas tiene./ Ellos
sabían, que morían/ lejos de su Madre Peninsular./ Esa sangre seca
y española/ es la bandera que alzo muy alto,/ para que todos la
vean ondear siempre/ y sepan recordar/ que esos españoles muertos/
viven en mi memoria/ y no tirados en el olvido/ por algunos
“compatriotas”/ que dicen ser/ hermanos nuestros”.
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