POR FAVOR, QUE ALGUIEN CONTROLE A ESTA GENTE QUE NOS HAN DESCONTROLADO
Uno que fue un capitoste
ha dimitido temporalmente, del partido de la gaviota, -¿o es
pavana?-. Ahora el jefe y adláteres ya no tienen que temer que se
levanten las alfombras, y aparezca la detritus, la mierda, y la
asquerosa gusanera, que tan bien tapadas las tienen. “El Padre
Padrone”, con su bigotón zarzuelero, que fuera jefe de ese
dimitido, y amigo y colegui del cazador de hipopótamos, leones, y
algún cornúpeta en Tanzania y Namibia, debe estar “abochornaíto”,
por el uso que han hecho éstos dos “compadres” y 84 más, de
esas tarjetas guarras. Yo, como españolito de a pinrel, creo que a
estos sinlachones, aparte de que devuelvan lo que han trincado, no se
les debe aceptar sus dimisiones, y menos las “temporales”,
porque cualquiera puede entender que es algo “post scriptum”: “Me
voy, pero ¡ojo!, no del todo, ¡eh!”. Pues no señor, hay que
echarlos a todos, pero ¡a la puta kk!, y se acabó; como al
secretario de organización de los curritos, expulsado de la mano en
la rosa, que no de los vientos, que tenía predilección por un hotel
madrileño de 4 estrellas. Otro cofrade de éste, ídem de kk, que
pagó 11.400 eurazos en otro hotel en una estación de cercanías.
La ex-directora gerente de una Obra Social de la Caja de la Villa y
Corte, que se gastó en un hotel de Chiclana unos 45.000 euros,
repartidos en ocho gastos; o el que hizo la tourné, con la tarjeta
guarra en la mano, a Lloret de Mar, La Coruña, Sevilla, Formigal,
Ajo, Burgos, Ribadedeva. Todos
los que hemos visto recortados nuestros derechos, como la Educación,
la Sanidad Pública, los minusválidos, los ancianos, los padres de
familias en paro, que en sus hogares no entra ni un puto duro, que
carecen de comida para darles a sus hijos, los pobres vergonzantes,
los desahucios de ancianos, porque sus casas de beneficencia
municipal, en Madrid, por ejemplo, han sido vendidas a fondos
buitres, cosa que a éstos les importa una mierda que una anciana
solitaria y enferma de cáncer, llore de pena, porque la echan a la
puta calle, aunque la alcaldesa, esposa del “Padre Padrone”, y
sus asesores, estén al loro. Todo esto ha sido depositado en la
letrina, ergo depósito de mierda, que dejaron en la caja del banco
que han engañado, burlado y “mangutado” a miles de compatriotas,
-¿hay que decir hipotéticamente?-, por la acción del caso del
cazador de hipopótamos, y algún que otro consiliario del “todo
está pagado”, o por la omisión, de los que tenían que controlar
que toda esa mierda no se llevara a cabo. Todos los demás nos
sentimos estafados, engañados y puteados; y aún más, los que
esperan cobrar lo que invirtieron en las llamadas “Preferidas”,
con los ahorros de todas sus vidas. Fíjense que ese cofrade,
¡manda cojones!, se gastó en una de sus cacerías, en el África
Tropical, -suena a la música del Cola Cao de los 50- lo que una
viuda de un currito normalito, cobra en un año, como lo que se
“fundieron” los representantes “kk”, de currantes, en la
larga lista, vergonzosa y asquerosa. El que manejaba el jurdó de la
gaviota está en “Villa Candado”, sin soltar prenda, y el “Sujeta
Calzones”, campando con su melena al viento; y todo eso sin contar
la “chorraera” de Valencia; la sinvergonzonería en la tierra de
María Santísima de los que portan el capullo y la rosa, junto a los
representantes “CoCos”, todos ellos izquierdosos, y mierdosos;
también los hijos sin honor, del Honorable “Yoda”, hombre
bajito, con sus inspecciones de coches, sus empresas volátiles, y la
abuelita cabreada, que a la salida de la tahona manda a la mierda al
periodista que le pregunta; y demás escándalos en la Cataluña de
los patrioteros y chauvinistas, por citar solo los más conocidos y
llamativos, son una buena muestra de casos del corrompimiento, y el
soborno diarreico en la clase política, que cabrea a cualquier
ciudadano honrado, honesto, digno, decente, cumplidor, e íntegro. En
esta letrina de crisis económica y desempleo, que entre todos ellos
han provocado, y con la corrupción, que podemos ver a diario en los
papeles, es muy comprensible que cuando leemos algo sobre los
productos de matanza pueblerina, de las tarjetas incoloras del
Montepío que fundó el Padre Francisco Piquer en 1702, que yo las
llamo “guarrindongas”, por asquerosas que son, haya provocado el
gran cabreo de la ciudadanía; porque cuando la mayoría de nuestros
jóvenes, incluso los que han terminado, cum laude, sus estudios
universitarios, estén trabajando, -los que pueden-, por menos de mil
euros al mes; y unos “capullos de mierda”, que por el simple
hecho de tener buenas relaciones con los partidos, con los
sindicatos, o la patronal, hayan podido estar tirando de tarjeta, sin
darle cuenta a nadie, es lógico que provoque ese cabreo. Indignación
que se hace aún mayor cuando sabemos que ellos, los que aconsejaban,
y los ejecutivos de esas tarjetas apestosas, han estado al frente de
esa caja durante el periodo que la han llevado a la quiebra, que solo
con la intervención del Estado se ha podido evitar; y como saben el
Estado somos todos, como Hacienda, y si no que se lo pregunten a
Montoro, o a “Don Tancredo” Rajoy. Si el Padre Piquer levantara
la cabeza cuando la fundó, prestando dinero a los más necesitados;
y más tarde lo prestaba garantizado con “alhajas y ropas de buen
uso”, en la cloaca en que han convertido su caja, se liaría a dar
hostias, y no de oblea, y creo que se quedaría solo. Porque hay que
decir que esa fundación se creó para el cobro de unos mínimos
intereses, para paliar los gastos que generaba su administración. Ni
Napoleón, (con calle en Melilla, ¡tela!), ni “El Narizotas”
Fernando VII, ni su hija Isabel II, “La Cachonda”, ni las dos
Repúblicas, ni tampoco el “Caudillo por la Gracia de Dios”,
Franco, acabaron con esa institución; solo esta gentuza, con sus
guantes de seda, han logrado enlodarla con su mugriento estiércol.
Yo,
la verdad es que cada vez que sale algún politicastro que avergüenza
a la mayoría de los políticos que sí actúan con altruismo y
vocación, echo mano de Francisco Silvela, que fue Ministro, con
María Cristina, y con su hijo Alfonso XIII, el que sus oponentes en
el Congreso le llamaban: “La Daga Florentina”, mote que era
“clavaíto” a su personalidad. Silvela fue tan honrado, y tan
leal, que se pagaba los viajes y comidas, aunque fueran oficiales, de
su peculio particular; por eso cada vez que abría la boca para
criticar a sus oponentes, desde la tribuna, éstos se metían “el
rabo entre las patas, y la lengua en el culo”, dejándolos
callanditos, más o menos como hacía Azaña en la II República con
los diputados que le atacaban. En 1890, con Antonio Cánovas, fue
Ministro
de Gobernación,
pero cuando se reconciliaron Romero
Robledo y
Cánovas, dimitió y formó un grupo disidente: “Los Silvelistas”;
con un programa en el que una parte importante era una reforma total
de los ayuntamientos, desde la base para crear una moralidad
política, que impidiera la influencia y el dominio de los caciques,
que utilizaban la política local para fines electoralistas.
Esto
es una pincelada de la Historia, y como pienso que viene a cuento,
pues aquí la tienen ustedes.
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