DIÁLOGO ENTRE COLBERT Y MAZARINO
Durante el reinado de
Luís XIV de Francia, -“Rey Sol”-, el italiano Jules Mazarin, más
conocido como “Cardenal Mazarino”, que sustituyó a Richelieu, a
la muerte de éste, como Primer Ministro; fue un diplomático muy
hábil: primero al servicio del Papa, y más tarde al Reino de
Francia. Según algunos historiadores, Mazarino, a pesar de ser
nombrado Cardenal, no era eclesiástico, sino laico; o sea, un
pendón, junto a Jean Baptiste Colbert, ministro de ese mismo Rey,
buen gestor, en el desarrollo del comercio y la industria, con la
intervención del Estado. Su nombre va unido a una determinada
política llamada: “Cobertismo”. Mazarino, antes de morir el
8.03.1661, sugiere al Rey que tome a su servicio a Colbert, porque
era muy bueno para los asuntos de Estado. Su política consistió en
dar independencia económica y financiera a Francia, obteniendo una
“balanza de pagos” excedentaria y aumentar los impuestos,
terminando con la depredación, y liquidando la deuda del Estado. Hay
una frase que se le atribuye a este monarca, en la que al
comunicarle la muerte de Richelieu, le dijeron: “Majestad, el
Cardenal ha entregado su alma a Dios”, lo que Luís XIV respondió:
“¿Estáis seguro que Dios la ha aceptado?”. Hay que recordar a
“Los Tres Mosqueteros”, de Alejandro Dumas: Athos, Aramis,
Porthos, y el joven D´Artagnan, y también la bella Milady de
Winter, para saber como era de borde e intrigante, el Richelieu de
los cojones. Una cosa que hizo muy bien, fue ordenar limar las puntas
de los cuchillos de su casa, al advertir que el canciller Pierre
Séguier, utilizaba este cubierto para limpiarse los dientes con la
punta.
La verdad que el Canciller era un poco guarro, el tío.
El diálogo entre Colbert
y Mazarino es el siguiente, Colbert: “Para conseguir dinero, hay un
momento en que engañar al contribuyente ya no es posible. Me
gustaría, señor Superintendente, que me explicara cómo es posible
continuar gastando cuando ya se está endeudado hasta el
cuello......”. Y Mazarino
le contesta:
“Si se es un simple mortal, claro está, cuando se está cubierto
de deudas, se va a parar a la prisión. ¡Pero el Estado...! ¡Cuando
se habla del Estado, eso ya es distinto!. No se puede mandar el
Estado a prisión. Por lo tanto, el Estado puede continuar
endeudándose. ¡Todos los Estados lo hacen!”. Y Colbert:
“¿Ah sí?, ¿usted piensa eso?. Con todo ello precisamos de
dinero, ¿y cómo hemos de obtenerlo si ya creamos todos los
impuestos imaginables?”. Mazarino:
“Se crean otros”. Colbert:
“Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres”.
Mazarino:
“Es cierto, eso ya no es posible”. Colbert:
“Entonces, ¿sobre los ricos?”. Mazarino:
“Sobre los ricos tampoco. Ellos no gastarían más, y un rico que
no gasta, no deja vivir a centenares de pobres. Un rico que gasta,
sí”. Colbert:
“Entonces ¿cómo hemos de hacer?”. Mazarino: “Colbert, ¡tú
piensas como un queso Gruyere, o como un orinal de enfermo!: Hay una
cantidad enorme de gente entre los ricos y los pobres. Son todos
aquéllos que trabajan soñando en llegar algún día a enriquecerse
y temiendo llegar a pobres. Es a esos a los que debemos gravar con
más impuestos...., cada vez más...., ¡siempre más. A esos,
¡cuanto más les quitemos, más trabajarán para compensar lo que
les quitamos!. ¡Son una reserva inagotable!”.
Quede
claro que todo esto de la economía, y el diálogo entre los dos
estadistas franceses, no es de mi cosecha, ya que un servidor no es
economista, pero sí muy, pero que muy aficionado a la Historia;
y si hay alguien que se identifique con lo que dijeron estos dos
“garlochos”, que levante las manos. Estoy seguro que ni Montoro
ni Luís de Guindo, alzarán sus cuidadas manitas; y si nos
remontamos, desde Álvarez de Mendizábal (Isabel II), Urzáiz
(Alfonso III), Indalecio Prieto (II República), Barrera de Irimo
(Dictadura), y Solchaga (PSOE), todos ellos se las guardarán muy
disimuladamente en sus bolsillos.
P/D Al político
encargado de los nombres de calles: Por favor: ¿Cuándo va a retirar
a Napoleón, de la calle que lleva su nombre?. Se lo digo, porque
como no me hace ni caso, que ponga a trabajar a algún asesor puesto
en Historia, y éste le explique sosegadamente a su supuesta
ignorancia supina en efemérides ocurridas en nuestro país, qué
hizo ese general de chaleco ombliguero, lleno de rapé, y de
lamparones, cuando sus tropas invadieron nuestro país, haciéndonos
creer que iba a Portugal; y la que lió el tío.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home