COPIAR ES UN VERBO TRANSITIVO (Publicado 14.11.2016
En
gramática, un
verbo
transitivo es
escribir
lo mismo que está escrito o impreso en otra parte, o lo que está
dictando o diciendo alguien;
o sea, que solo hay que pegarlo en el texto que has escrito, y
¡hoolalá!, ya es tuyo. Esto es lo que suelen hacer algunos
“copiones”, que conocemos, y lo hacen tan mal que después no
repasan lo copiado, apareciendo algunas palabras unidas entre si, que
estropean el texto. Pero claro, para desenmascararlos existe “san
Google”. Por
pura chiripa yo me encontré con la página de “El Diario de
Carmona”, periódico de información local de ese pueblo sevillano
de los Alcores. En julio de 2014 publicaba: “Así
estaban
las cosas en 1976”, figurando algunas leyes del franquismo, que por
su extensión no vamos a transcribirlas. Decía la noticia: “Todos
los que tenemos más de 60 años vivimos esa época y nos tendremos
que acordar de como se vivía entonces. Si nadie pagaba impuestos,
¿De dónde sacaba Franco el dinero para hacer todo lo que hizo?. ¿No
se han hecho la misma pregunta?”. En los comentarios que se leen
más abajo los hay de toda índole, como el que pregunta: “¿Qué
funcionaba?, en Andalucía la gente vivía literalmente en la
miseria. Los trabajos eran al jornal, donde el patrón te elegía
para ese día, trabajando de sol a sol en empleos, que pagaban pura
ruina, con asistencia sanitaria lamentable, con mujeres obligadas a
depender de sus maridos, y por si fuera poco con censura y
manipulación por todas partes”. Otro dice que “...Económicamente,
España era el cortijo de unos pocos y la vergüenza de Europa, que
crecía mientras aquí nos quedábamos parados”. Otro: “En
España, algunos vivían de puta madre, y muchos en la puta miseria,
bajo un régimen fascista”. Otro lo resume: “Antes
de la democracia ni la sanidad, ni la enseñanza, ni la justicia
estaban al alcance de quien no tuviera dinero. ¡Ay! de ti si eras
pobre, o te ponías enfermo y no estabas cotizando: ibas derechito a
la caridad-beneficencia”.
Otro se decanta por el “rojerío”, diciendo que “...Funcionar
funcionaba pero fatal, las cárceles llenas de presos políticos, y
la estigmatización de cualquier persona que no se sometiera al
nacionalcatolicismo. El índice de analfabetismo en los años 70,
era el más alto de Europa. Discriminación por raza, por
pensamiento, por religión, y homofobia latente. Las viviendas en
chabolas para gran parte de la población de las grandes ciudades,
salarios ridículos con largas jornadas laborales”. Un jocoso dice
que “...Lo único que funcionaba de puta madre era la Radio
Pirenaica...”. Y eso de que no había tanta corrupción no sé de
donde lo saca este “copión”, porque la única diferencia es que
ahora hay más medios para trincar a los chorizos. “El gasto en
sanidad era menor que el de ahora, las pensiones también menores, y
no las cobraba todo el mundo. En 1965, en España, casi todo seguía
igual aunque vino lo que comenzó a llamarse desarrollismo, con
una presión fiscal del 15%.
Muerto Franco, alcanzamos
una inflación del 40%, engendrada
por aquel sistema fiscal, y por la crisis del petróleo, firmándose
los Pactos de la Moncloa para salvar la economía”. En los sesenta,
decíamos, se pagaban muy pocos tributos y hasta la aprobación de
las leyes General Tributaria, y de Reforma del Sistema Tributario de
1964, no se sistematizaron los nuevos impuestos sobre la renta y
tráfico de empresas. Es decir, que hasta entonces sólo había
impuestos indirectos que gravaban todos los bolsillos por igual y,
por lo tanto los ricos, con más jurdó (poder adquisitivo), pagaban
lo mismo que los pobres, ya que no había baremos en función de los
ingresos.
Pero
impuestos había de todo tipo, sobre todo al consumo (IVA actual),
los impuestos de lujo de coches, televisores, las chapitas de las
bicicletas, las pólizas para “mover” cualquier documento
oficial, etc.. La idea, en principio, parecía buena, a imagen
y semejanza de los gobiernos nazi y fascista, pero el hecho de ser un
país donde los sectores productivos estaban destruidos por
la Guerra Civil, y con los “4 Jinetes del Apocalípsis”
dándose hostias en la II Guerra Mundial, que dejó con el culo
al aire las simpatías filo-nazis del régimen de Franco, hizo que el
país, aprovechando el bloqueo de los Aliados, que no se fiaban
un pelo del Caudillo, se enquistara sobre sí mismo, sacrificando el
comercio exterior en beneficio de una producción interna desfasada,
subvencionada y no competitiva. Sin embargo, pronto se vio que la
falta de todo tipo de materiales de consumo: alimentos, maquinaria,
automóviles, no podía ser suplida por la producción interior, por
lo que se tuvo que racionar todo de una forma salvaje,
condenando a grandes capas de la sociedad a pasar más hambre que
un caracol en un espejo (cartillas de racionamiento). Así las cosas,
los años pasaban, y mientras que los países europeos rápidamente
volvían a los niveles de vida y de producción anteriores a la
guerra, en España, no se levantaba cabeza, tardando 15 años en
hacerlo, debido a que las políticas de falsa autarquía lo impedían
totalmente. La dictadura continuaba con toda su crudeza.
“¿libertad, qué es eso?”, se pregunta uno, pero la gente, casi
20 años después del final de la Guerra Civil, por fin podía
prosperar mínimamente y, de pasar toda clase de penurias, pasaba a
poderse comprar los primeros Seat 600 y a salir los fines
de semana al cine, animando a su vez una economía que durante muchos
años se mantuvo al borde de la bancarrota. Por eso a mi me
parece aberrante que alguien defienda aquél régimen de
subdesarrollo y de miseria.
Así
que ya lo sabes: la próxima vez que rajes de las “coletas” y de
tus antiguos “compis del rojerío”, recuerda que hasta el
mismísimo Generalísimo, con su retranca gallega, vio claro que por
mucha gente, con banderitas, le llamara a grito pelado, por tres
veces: “¡Franco, Franco, Franco!”, un país encerrado en una
autarquía tiene siempre un futuro mucho más negro que su pasado; y
fíjate si fue negro, con la que lió en el 36. Y ahora: brazos en
cruz, con la 1ª parte de “El Quijote”, en la mano izquierda y la
2ª en la derecha, y castigado debajo de la fotografía del Caudillo,
por “copión”.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home