UN TIRÓN DE OREJAS Y UNA PATADA EN EL CULO
He leído que el
Presidente de la Generalidad, Carlos Puigdemont, está esperando que
Rajoy, sea investido Presidente, para llamarlo y pedirle una cita, y
“tirarle amablemente de las orejas, por el incumplimiento que le
planteó en la última reunión que mantuvieron en la Moncloa”.
Sobre eso Puigdemont, le pidió a Rajoy 46 puntos, que son casi el
doble de los que le pidió su antecesor. Algo sobre la relación
Cataluña-España (sic), y la garantía de los Derechos Sociales. Yo,
la verdad, es que cuando escucho a políticos y periodistas, cuando
se refieren a “Cataluña y España”, pienso que debieran
rectificar y decir: “Cataluña y el Estado”, Estado que es donde
se encuadra la región catalana, como las demás, incluidas nuestras
Ceuta y Melilla. Y sobre el “amable tirón de orejas” que piensa
darle a Rajoy yo, virtualmente, le permitiría que se lo diera, y
bien fuerte; pero solo por lo pésimamente que nos ha gobernado estos
cuatro años; por
el “Luís sé fuerte”, por la Ley “Wert”, por la de la
“Mordaza”, por la “Gürtel”, por haber pagado el fraude de
los bancos con dinero de todos nosotros, por dejar la “Hucha de las
Pensiones”, más seca que el desierto de Atacama. También
por el lenguaje corrosivo, llegando casi al insulto, en la oposición
cuando lideraba al PP en las poltronas que tenía enfrente, hace más
de 11 años, diciéndole a Zapatero “perlitas” como: “Bobo
solemne”, “frívolo”, “irresponsable”, “acomplejado” o
“manipulador”. Pero claro, como eso ya es “historia”, pues
pelillos a la mar, y a esperar la ansiada abstención. Al finalizar
la reunión, después del “tirón de orejas”, y los protocolarios
estrechamientos de manos, de despedida, en lo alto de la escalinata
del palacete de la Moncloa, Rajoy debiera aguantarle fuertemente la
mano, y propinarle una patada en su orondo culo. Lo de aguantarle la
mano es para que no ruede por los escalones. Por supuesto, eso sí,
el patadón se lo debiera endiñar, como “el tirón de orejas”,
con mucha amabilidad, como diciendo: “¡Anda, carallo (como es de
Pontevedra dice carallo), y bebéte un buchito de agua de la fuente
de Canaletas!”; acompañado de la clásica sonrisa, estilo figura
del “Netol”, que suele adoptar Rajoy.
Por
otra parte, esto es una pequeña maldad: hipotéticamente hablando,
háganse la idea que estos independentistas, donde entre ellos impera
la “charnegología”, por la gran cantidad de “charnegos” que
forman sus filas, enarbolaran la estelada, copia de la bandera
cubana, y lograran la independencia y fueran miembros de la UE: ¿Se
imaginan cuanto tardarían en protestar porque los franceses se tiran
pedos en el Parlamento, o porque los alemanes son muy estirados y
circunspectos, y no les gusta la sardana, por ser una música
ramplona; porque los portugueses y sus antiguos compatriotas
españoles, huelen a ajo y a vino peleón; porque los rumanos son
unos gitanos, vagos y mangantes?. Y lo más significativo: ¿cuánto
tardarían en protestar diciendo que Europa les roba?.
A veces pienso, con lo
bien que le iba a Barcelona ser capital de nada, en vez de donde la
han metido estos separatistas del carajo. Cuando era
la ciudad del progreso, de la imaginación, de la diversión y de la
cultura. Algo así como Milán, que le deja la capitalidad de Italia
a Roma, para consagrarse en cosas del arte, la literatura, o la
proyección internacional de la ciudad. ¡Qué lástima, joder!.
Robert
L, B. Stevenson, autor de “La Isla del Tesoro” y “El extraño
caso del doctor Jekill y el señor Hyde”, decía que, “... La
política es quizás la única profesión para la que no se considera
necesaria ninguna preparación”. Yo creo que algo de razón llevaba
aquél escocés. ¡A que sí!. Pues eso es lo que tenemos, queridos
lectores. Y el que quiera saber más, le recomiendo nuevamente que se
lea: “Los Intocables”, de Félix Martínez y Jordi Oliveres.
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