04 noviembre 2016

SOBRE LA CRUZ DEL CARDENAL BLAZQUEZ

El Cardenal Blazquez, Presidente de la Conferencia Episcopal, asegura que no hay que discriminar a los homosexuales porque “ellos y sus familias ya llevan una buena cruz”. También que existen canales, “y programas educativos que promueven tendencias homosexuales”. El cambio de sexo, lo considera “poco serio”, porque es separar “el género del sexo”, y ha precisado que esta cuestión “no se puede resolver con una operación quirúrgica, cuando se intenta separar el género del sexo.
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ice que “la humanidad no se distribuye entre homosexuales y heterosexuales, se distribuye sabiamente entre varones y mujeres”; y que a veces, “en nuestros pueblos cuántos motes hemos puesto a estas personas, cuando ya llevan una buena cruz el que lo lleva, y su familia”. También ha alertado del “auténtico desplome” de los matrimonios canónicos y del incremento de divorcios, y ha criticado que la legislación española los “facilita” al permitir alcanzar el divorcio “exprés, y además la legislación parece estar facilitándolas. El divorcio se puede alcanzar civilmente, es más fácil que un contrato de arrendamiento, lo cual no es bueno, no sirve ni a la sociedad ni a la persona”.
A mi, la verdad, me parece muy injusto que una gran parte de la Iglesia Católica esté constantemente arremetiendo con la libertad de la elección sexual de las personas. Me gustaría pasar de todos ellos, pero es tanto el daño que hacen en las mentes de tantos inocentes, que me rebelo. No me agrada atacar a personas como la Madre Teresa de Calcuta, porque sería una infamia, pero siento asco de las mentes taradas e inquisitoriales, que son verdaderamente peligrosas; y el Parlamento debiera hacer una ley donde se castigara decir estas gilipolleces, que al fin y al cabo son barbaridades; y más si son niños o jóvenes, los que reciben estas consignas. Yo creo que debieran preocuparse de los pederastas que visten sotanas como la suya, y dejen en paz a los que son diferentes, nacidos en cuerpos que la Naturaleza les ha dado, y que ellos rechazan.
Yo pienso que este cardenal debiera preocuparse de comunicar a los españoles por qué el Concordato firmado con el Vaticano en 1953, fue puesto al día en enero de 1979, un mes después de aprobada la Constitución de 1978, y decir ¿quién negoció la puesta al día de dicho Concordato?. ¿ Lo tenían todo, como dijo Franco, atado y bien atado?. ¿ Por qué han caído en picado los matrimonios y los bautizos en la Iglesia católica?. ¿Por qué este hombre, no se preocupa de que sólo el 8% de lo que recibe del Estado, dan a Cáritas, para lo social, y el 92%, para propaganda y mantener sus televisiones y la Cope, con sueldos multimillonarios para sus estrellas mediáticas y “periodistas deportivos"?. En esta Carta Magna, de consenso, la Iglesia Católica, se cabreó un poco, y nuestros Padres de la Constitución, redactaron un texto que declaraba la aconfesionalidad del Estado, pero claro que la Iglesia tendría una consideración especial por su relación histórica con nuestro país. Ahí nació la asignatura de religión, (católica, claro), los colegios concertados, y la presencia constante en todos nuestros actos públicos.
El artículo 16 de la Constitución garantiza la libertad de culto así como la separación Iglesia-Estado, pero también indica que: “(...) Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.  O sea que la Iglesia católica tiene firmados varios convenios con el Estado que le garantizan estar exenta de pagar impuestos sobre la renta,  por ejemplo. Una legislación semejante permite, mediante la actuación política (PP, UDC (catalán), PNV y el “laisser faire” (dejar hacer, o hacerse el longuis) del PSOE, el mantenimiento del papel preponderante de la Iglesia en la educación (colegios privados y concertados y asignatura de religión). En un Estado Laico todo esto, si no imposible, sí que sería mucho más difícil.
Sobre los divorcios, son todo perlas lo que lanza este señor, o sea: que como una pareja se puede divorciar libremente: vamos y nos divorciamos. Para él es mejor prohibirlo y a aguantar al capullo, o capulla, toda la vida, excepto cuando se paga a La Rota para anular un matrimonio de los suyos, incluso habiendo hijos. Por favor, señor Blazquez, haga su catequesis privada entre los suyos y déjenos en paz a los demás, ya que no tienen ningún mandato divino para intervenir en la sociedad civil como seguís haciendo desde hace siglos. Hace ya tiempo que tenemos sociedades laicas y a-confesionales: respeto para las religiones pero sin intervenir directamente en la vida civil; y vuestro respeto hacia los demás, que creo continuáis sin saber lo que es.
Siempre pensando en lo mismo, ¡que obsesión¡. Que se centren en misas , comuniones, funerales, bautizos, bodas y procesiones, pero siempre a sus feligreses y nos dejen en paz al resto.
Señor Blazquez, yo creo que usted tiene un grave problema sexual, porque no es normal tanta fijación en los maricones y lesbianas. Aunque me da la impresión, que lo que realmente le duele es que ya no pase tanta gente por la vicaria. y deje el óbolo correspondiente. Y lo de meterse con el divorcio, entérese de una vez que estamos en el siglo XXI, y no en los pasados, que fueron tan negros, inmisericordes e inquisitoriales para estas personas.
Usted como cardenal no debe olvidar nunca, que es un sucesor de los Apóstoles, y está obligado a imitar a éstos, sin preocuparse de otra cosa que dar ejemplo y administrar el patrimonio espiritual (sic). También debe reflexionar en la elevada significación de la ropa que viste. Por ejemplo: la Púrpura, como emblema del fervoroso amor a Dios, y la capa que simboliza la infinita caridad cristiana, cubriendo con su amparo a todos los menesterosos. Mucha gente se pregunta, incluido este que le escribe, por qué razón ustedes poseen tanto dinero, siendo los sucesores de los pobrísimos Apóstoles. Sí, ya sé que es una pamplina algo manida y utópica, como predicar en un aula vacía, pero la gente parafrasea mucho a Descartes con su “cogito ergo sum”, que piensan, y como tal existen, pueden creer, y están en su derecho, de que esa cruz es usted mismo, señor Blazquez.



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