LOS SENTIMIENTOS DE UN ROJO A LOS HÉROES DE LA PURÍSIMA
Cuando era muy pequeño
correteando por las cercanías del Cementerio, para los mayores
muchas tardes eran tristes y rojizas, en recuerdo de la contienda que
hubo entre los españoles, y el insaciable hambre de venganza del
régimen fascista de Franco y sus conmilitones. Memoria que se
disolvía, elevándose en el aire con los aromas mezclados de los
cercanos eucaliptos, en olor de una “paz” sin libertad. Ahora es
el indeleble perfume de la sal el que me traslada a mi adolescencia,
como el sonido de la vieja campana del zaguán de La Purísima, que
tantas veces anunciaba a muerto.
En algunos momentos,
cuando me siento a escribir sobre los Héroes que descansan en La
Purísima, creo que mi alma son las “Cartas” que este periódico
me está publicando cronológicamente, y que voy cortando en
pedacitos muy pequeños para luego, desde el pedestal de la diosa
Niké, arrojarlos al viento que viene del mar por el acantilado,
cayendo sobre sus panteones y blancas tumbas, como el arroz y las
flores en una boda, a la puerta de una iglesia, o de un juzgado.
Igualmente imagino, con mis humildes palabras, que son sus sombras,
que se ponen en pié, y me dicen: “Aquí estamos, Juan: ¿qué
quieres de nosotros?”. Y yo les contesto que solo deseo que los
melillenses de buena fe, y por ende, todos los españoles en general,
sepan quiénes fueron y por qué se hallan descansando en nuestro
Camposanto; procurando sin magia alguna, introducir a los lectores,
en la geografía de los campos de batalla, con el ambiente heroico de
cuando se ganaron, por derecho propio, sus glorias patrias. Es como
tener la seguridad de las dudas que atenazaban al glorioso General
Silvestre, el
tormento de un militar que sabía que iba a morir junto a
la mayoría de los hombres que tenía al mando, poco antes del asalto
del 22.07.1921,
a Annual,
por los moros del rebelde Abdelkrím. Claro que
aquéllos cobardes asesinos, que masacraron a nuestros soldados,
desarmados después de su rendición, no lograron apagar la luz
sumisa y gloriosa de la Patria, ya que esa luminaria aún sigue
alumbrando la memoria de nuestros Héroes y Mártires.
Finalmente y cambiando de
registro, como en música, este escrito se lo dedico al chauvinista
patriotero, que piensa que la gente de izquierda, los “rojos”
como él dice, carecemos de amor a la Patria. Aunque debiera pensar,
como decía Lord Byron que: “El que no ama su patria no puede amar
nada”.
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