14 abril 2006

Réplica a Morilla

REPLICA A FRANCISCO MORILLA
     Yo pensaba que Paco Morilla había desaparecido de los papeles,  pero hete aquí que ha llegado a mis manos tres escritos suyos, y créanme que sigue igual, o sea, que no deja quieto a nadie.  Como casi siempre nos recuerda sus loables años de maestro de escuela, también debe decirnos su paso por el PSOE, con su carné correspondiente. También de cuando prestaba sus servicios en comisión como educador en una escuela en Nador y Villa Sanjurjo (no sé), pero viviendo en Melilla, y cobrando 900.000 cucas, de las antiguas pesetas, al mes.  Él me lo dijo públicamente, refregándomelo por los morros cuando una paga no contributiva era de unas treinta mil calas. Lo digo por los “tres mil eurillos” que dice que cobran algunos consejeros, (que tampoco están tan mal pagados, ¡eh!).  Luego no sé lo que pudo ocurrirle con los socialistas que en otro diario se despachaba a gusto con el actual Presidente del Gobierno cuando era jefe de la oposición, llamándole muy “cariñoso”: “El zapatero del PSOE”.  Al de Medio Ambiente de la Ciudad, también socialista, le decía de “cuarto y mitad”. A Gutierrez, diputado del PP, no paraba de pasearlo por las nubes, con el riesgo de que cayera en picado. A Aznar si lo llega a tener cerquita le hubiera besado la mano como a los curas de hace muchos años a la salida de misa de doce.  Bueno, pues tampoco sé lo que le pudo ocurrir con la derechona, que el hombre dio un giro de 180º.  A Aberchán, ya habrán podido leer el trato que le brinda.  Entre otras cosas, espero que haya bajado un poco el listón de su homofobia y haya aceptado, aunque sea a regañadiente, las bodas de homosexuales.  Pero como no es este el tema que nos ocupa, sino en lo que dice del traído y llevado “tamazigh”, que desde ahora diré chelja, porque ese es el verdadero nombre que tiene la lengua que se habla en los alrededores de Melilla, y no otra, y sus “consejeros” lo saben.  Este hombre en uno de sus artículos no siente ni una mijita de vergüenza en su rostro en decir que al chelja y su “gente” desea ponerlos en “el lugar que les corresponde por su tradición y sus derechos adquiridos desde hace siglos” (en Melilla están desde 1902, y no antes).  Y en el sector de la educación dice: “(…) el castellano podría cohabitar, como lengua oficial, con tres clases semanales de lengua y cultura tamazigh”.  Y sigue dale que te pego: “(…) los funcionarios tendrían que realizar algunos cursos específicos para atender debidamente a una población cada vez mayor de melillenses que tiene legítimo derecho a utilizar y conservar la lengua, la cultura de sus antepasados, al igual que lo han hecho los catalanes, vascos, y los que quedan por legitimar”.   Así, tal cual, lo ha escrito, y seguramente sin probar ni una gota de agua.  O sea, que a una lengua extranjera, marroquí en este caso, tiene la insolencia y el descaro, más bien la ignorancia supina, de compararla con una española.  No sé si este hombre tiene el síndrome de Estocolmo, o chochea, pero mucha gente podría pensar que es un aspirante a felón (desleal a su patria), y más que haya sido un educador, que ya me hubiese gustado saber cómo enseñaba cuando estaba en activo.  Morilla: porqué no le pega un repasito a la Historia de mi ciudad, que también es la suya desde hace pocos años, y deja de tratarla con esa desfachatez cuando dice que “los derechos adquiridos de esta gente no tienen nada que ver con la hazaña de Estopiñán y quien lo mandó para acá”.  Sabe muy bien que gracias a esa “Hazaña”, con mayúsculas, usted está recogiendo catorce buenas cosechas al año (un poquito menos que en activo) y viviendo cojonudamente en esa ciudad que tanta sangre ha costado mantener con los mismos derechos que su pueblo durante 506 años, y encima despotricando de todo lo que no le cuadra. Vaya paso a paso, como titula sus artículos, y sepa que el tamazigh que le han dicho que se habla en los alrededores de Melilla, y en la misma ciudad, no existe, que es el rifi o chelja, que junto al braber, el susi, el tuareg y lo que se habla en la kabilia argelina es lo que dicen que es el tamazigh, que por cierto: entre ellos no se entienden, fíjese.  Así que deje tranquilo a su castellano como idioma en  Melilla y no sea tan imprudente. Desarrolle junto a sus “consejeros”, y alecciónelos sobre el artículo 3º de nuestra Constitución. Dígales que primero aprendan el castellano, que es su ineludible obligación.  Coménteles que la única cultura que existe en Melilla es la española, la occidental, la europea; la misma que existe en Montilla o en La Guijarrosa; poblaciones que usted debe conocer bien; y que la de ellos se le ha respetado desde principios del siglo pasado, que fue cuando aparecieron por la ciudad desde Farhana, huyendo del Pretendiente; antes no porque es mentira. Dígaselo así de mi parte, y también de muchos melillenses que no tienen la oportunidad de soltárselo a la cara. Otra cosa es cuando aparecieron por los alrededores, que fue en 1672, asentándose en las kábilas de Beni Sicar, Beni Sidel, Beni Bugafar, Beni Ifru, pero en nuestra ciudad en concreto, dígales que fue en 1902.  Los motivos están en los libros de Historia de Melilla. En fin todo eso que usted debe saber como maestro de escuela, que al parecer se le ha olvidado por el síndrome de Estocolmo que padece.  Y con todos los respetos hacia su apellido, usted sabe por su gabacho Larousse y yo por mi español DRAE que Morilla significa: colmenilla o cagarria, que no es otra cosa que una seta parecida a un panal irregular y de excelente sabor.  Usted al escribir ese artículo tan mendaz y tan falaz ha quedado ante los ciudadanos, amantes de la Historia de mi Ciudad, y la suya, Melilla, a la altura de eso: de una pequeña colmenilla, seta o cagarria.
                                   Juan J. Aranda


  

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