19 mayo 2006

Breve repaso a la memoria histórica de Melilla

. BREVE REPASO CRONOLÓGICO DE LA MEMORIA HISTÓRICA
DE MELILLA QUE NO DEBEMOS OLVIDAR
Este 1º de mayo se cumplieron 74 años de la muerte de  Cándido Lobera Girela, Capitán de Artillería y fundador de “El Telegrama del Rif” (1/4/1902), saliendo el primer número ese mismo día.  Había nacido en Granada el 11 de abril de 1875.  El primer contacto con Melilla lo tiene en 1893, cuando los sucesos de la “Guerra de Margallo”.   Todos sus esfuerzos en el periódico recién creado iban encaminados al engrandecimiento de Melilla, siendo uno de los promotores del Barrio Obrero.  Uno de los pulmones que tiene la ciudad lleva su nombre con todo el honor: el famoso Parque Lobera; el otro es por el General Venancio Hernández, cuyo proyectista fue el Comandante de Ingenieros  Vicente García del Campo.  Cuando el nuevo Ayuntamiento que surgió de las urnas en la II República, Cándido Lobera solicitó licencia al Alto Comisario, ya que se encontraba enfermo y no podía atender las cuestiones municipales.  Días más tarde un Tribunal de Responsabilidades investiga su gestión, dando como resultado el elogio del propio alcalde socialista Antonio Díaz quien puso a Cándido Lobera de buen administrador de la ciudad.  Sobre su muerte acaecida el 1 de mayo de 1932, día del trabajador, pienso que la connotación de las dos fechas y su forma tan activa de trabajar tienen algo en común.  Hace años pude leer en el Salón de los Pasos Perdidos del Ayuntamiento, debajo de su busto: “El Excmo. Ayuntamiento de Melilla a D. Cándido Lobera Girela. Presidente de la Junta Municipal de Melilla (16-3-1928 a 14-4-1931)”.  Dándole un repaso a la Historia de nuestra Ciudad y comenzando por su Conquistador, Pedro Estopiñán y Virués; el Mariscal de Campo, Juan Cherlok, el que aguantó el famoso Sitio durante cien días, que Sidi Mohamed impuso a la ciudad (1774-1775), y que los de CpM no acuden nunca a su conmemoración, ni tampoco a la de la Conquista.  El Alcaide Ramón Conti, debido a que el 14 de julio de 1804 unos piratas ingleses habían robado dos barcas repletas de medicinas y víveres destinadas a la Ciudad, pidió prestado 9000 duros a un argelino para así abastecer toda la población. Inexplicablemente éste Gobernador no tiene calle en la Ciudad. El Gobernador Juan Serrano Reina, que en mayo de 1829 ordenó que se construyeran trincheras para la defensa de las murallas de la Plaza, donde un cañón de los fronterizos no paraba de bombardear la Puerta de la Marina. Don Demetrio de Benito, que fue nombrado primer Presidente de la Junta de Arbitrios el 30 de junio de 1845. Ese mismo mes fingiéndose comerciantes, los fronterizos aniquilan a la Guardia de la Alcazaba.  Los Generales, Juan Prim y Prat, Leopoldo O’Odonnell y Jorris, Echagüe, Orozco, Ros de Olano; el Marqués de San Juan de Piedras Albas; el Embajador, Francisco Merry Colom; los Comandantes de Ingenieros, José de la Cámara y Francisco Paz Quevedo que trazaron, junto a sus homólogos marroquíes, el perímetro de Melilla. El General Juan García Margallo, que lo mató un franco-tirador rifeño a las diez y media de la mañana del día 29 de octubre de 1893, a las puertas del Fuerte de Cabrerizas Altas.  El General José Marina. Gabriel de Morales y Mendigutia, que fuera Comandante de Estado Mayor, autor de “Datos para la Historia de Melilla (1497-1907)”.  Como anécdota curiosa, y que muchas personas ignoran es que en 1878 varias cábilas cercanas a Melilla piden a España que las gobierne directamente. Como era natural, esto no fue aceptado por lo que pudiera ser afectado el status quo de la región; aunque más bien por lo que pudieran pensar Inglaterra y Francia. Estos nombres, hechos y fechas que tanto político arribista y de nuevo cuño, y algún que otro imbécil felón, creen que con arrancarlos del Libro de nuestra Historia se van a ir por el sumidero de la misma, deben saber que gracias a ellos y sus gestas heroicas hoy podemos disfrutar de una ciudad moderna, europea, y con la cultura occidental española, y no otra como quieren hacernos creer. A todos los héroes, y a los miles de españoles que dieron sus vidas en defensa de nuestra Ciudad, y a los que descansan en La Purísima, con mi humildad y sin ningún chauvinismo patriotero le rindo los honores que se merecen.  
                              Juan J. Aranda
                              Málaga mayo de 2006

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