28 julio 2006

Sobre la guía de verano 2006

SOBRE LA GUÍA DE EVENTOS Y ACTIVIDADES DEL VERANO 2006
Tengo ante mi la “Guía de Eventos y Actividades, Verano 2006” que la Ciudad Autónoma ha confeccionado para este verano desde el 3 de junio hasta el 1 de octubre; y en su portada leo que las actividades son los conciertos, certámenes, feria de Melilla, campamentos juveniles, concursos, deporte, semana náutica, teatro, exposiciones y conferencias; todo lo que la mayoría de la gente de a pié reclama, pero no he vislumbrado ni una palabra que haga referencia a la poesía, al menos la dedicada a la Ciudad, y eso a mi parecer, aunque sea modesto, por ser eso, uno de a pié, no creo que esté regularmente bien. Verán ustedes: los escritores melillenses, en este caso los poetas actuales, llevan llenando los años vacíos de poesía que tanto faltaba en Melilla. Solo tienen que ojear el Magazine de éste periódico cada domingo y comprobaran que sus páginas “chorrean” lirismo lleno de amor y agradecimiento, y solo por ser la ciudad que algunos vieron por vez primera, y otros que la sienten como la suya propia; y para los que estamos ausentes es el recuerdo constante de nuestra niñez y juventud vividas en sus calles. Sabrán que los poetas y sus lectores vibramos cuando la poesía natural, la que brota del alma como una chispa eléctrica, la que nos llega al sentimiento con una palabra y ésta sale corriendo, como asustada, pero llevando en su interior todo el amor del juglar que la escribió. El silencio a los poetas melillenses en esta guía de eventos es como el del pedernal, frío y distante. Sus versos no andan, vuelan en las almas descansadas de sus lectores. Muchos creemos que si se proyecta algún evento sobre la cosa cultural siempre se deben esgrimir sus armas, que son las del amor, sin aceptar la postiza que no pueda pasar por el tamiz de nuestra inteligencia. Nunca hay que arrinconar la poesía, como alguien responsable político le dijo a un poeta local, cuando fue invitado a declamar uno se sus poemas: “A ver si le buscamos un huequecito a su poesía”. Quizás en este artículo me he convertido en maestro de lo obvio, que dice en voz alta lo que todo el mundo sabe. Pero les voy a recordar lo que el gran pintor francés, Toulouse-Lautrec, contestó a un pedante grandullón en una de las muchas fiestas a la que acudía. Como sabrán el pintor, en sus años de adolescencia se partió las dos piernas y por una enfermedad congénita que no asimilaba el calcio, dejaron de crecerle el resto de su vida, claro que su inteligencia como dibujante y pintor no tuvo límites. Bueno pues resulta que estando en una fiesta en un palacio, ese grandullón, sin conocerlo y verlo tan pequeño y con su vestimenta algo ajada y descuidada se atrevió con desdén a preguntarle cómo se sentía en esa clase de reuniones; el tío, que la Fialucia (amor propio) le otorgó lo que la Naturaleza le quitó, con toda la mala leche le espetó: “Me siento como una monedita de oro revuelta en un puñado de calderilla”. Así son los poetas en muchas reuniones, moneditas de oro, como sus versos sonoros llenos de inspiración en un momento feliz; los que despiertan el alma de los lectores, con la dulce sensación que no olvidan jamás.
Reciban un cordial saludo.

Málaga julio 2006

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