04 julio 2006

Pregones y cultura

PREGONES Y CULTURA
Los festejos de una ciudad, como sabrán, siempre se han desarrollado en unas fechas memorables y determinadas, como la conmemoración del patrón o patrona de la ciudad en cuestión, como a primeros de septiembre de cada año en nuestra ciudad la Virgen de la Victoria.  También se premia a pintores y elogia, en unos juegos florales a los poetas y escritores que por su labor en bien de su ciudad son merecidos de un galardón, aunque la mayoría de las veces suelen ser modestitos.  Si es que vale para algo, digo yo, los que están en el candelero del petardeo televisivo del momento, los llamados “frikis”, no son los más indicados para asomarse al principal balcón del Palacio de don Enrique Nieto y lea un discurso que en nada siente por la ciudadanía a que se dirije, a no ser por la subida de audiencia de su programa de casquería, llamado de corazón, que se elevaría apenas la gente supiera que él iba a ser el que, con su sonrisa televisiva, pronunciara el discurso ferial.  En muchas ciudades de la Península algunos de los premiados, por sus conocimientos históricos y culturales, son los que se dirijen a la gente ensalzando todo lo bueno que posee ese pueblo.  Como estamos entre amigos,  yo le voy a proponer a la señora viceconsejera de festejos, señora San Martín, que piense, aunque ella lo sabe bien, que en la ciudad, y fuera de ella, hay varios escritores y poetas, que por el espacio de éstas páginas solo voy a nombrar a uno que sería, por su trayectoria cultural, fiel representante de la Ilustración en Melilla, que más o menos es como yo le llamo a la Cultura, con mayúsculas; me refiero a Juan Garbín Vereda.  Garbín es melillense hasta las trancas y vive la poesía cada día.  Sus libros publicados, sus artículos en varios periódicos, todo su bagaje cultural están llenos de matices y aderezados con sus particulares tintes cromátísticos melillenses, donde nos ofrece toda su grandeza; y si es en su “Zoco” semanal que cada domingo sale publicado en este diario, es cuando la sorna, con su metáfora poética y bella, aflora en todo su esplendor.  En su “El Vuelo de la Alondra” se dejó el alma cuando dice: “(…) ¡Vuela tú, alondra!, vuela / para que el nardo en ti huela”.   Algunos políticos componen un discurso como un mosaico, trayendo cada frase por los pelos e introduciéndola en el mismo con un calzador; otros con sus retóricas pobretonas parecen que visten a muñecas peponas desangeladas y feas; a Juan, verdadero platicador poético, no le haría falta calzador alguno, él tiene la riqueza de las palabras justas, las que algunos no les agradan oír, y a los que a otros nos encanta leer cada domingo.  
A ver si alguno de estos años al político encargado de la “cosa ferial” se le ocurre la bella idea de convertir el pregón de las fiestas en algo que huela a Cultura y a Historia de nuestra Ciudad, y rebata lo que opinaba Soledad Becerril (PP) cuando dijo: “Pobre cultura si estuviera en manos de políticos y funcionarios”.  Y como nuestro amigo Garbín no tiene idea de lo que aquí escribo, espero que su sonrisa acompañe a un abrazo que le envío desde esta otra orilla.
                              Juan J. Aranda
                              Málaga julio 2006

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