31 octubre 2006

Cabo Noval

CABO NOVAL

El día 16 de noviembre de 1887, hace ahora ciento diecinueve años, nació en la calle de Santa Susana de Oviedo don Luís Noval Terrós. Este hombre era un joven ebanista cuando lo llamaron a quintas en el reemplazo de 1908. LLamado a filas el 5 de febrero de 1909 se incorporó a la 3ª compañía del 2º batallón del Regimiento del Príncipe nº 3 de la capital asturiana. Al mando del Coronel Julio Moló Sanz marcha con dirección a Melilla el día 12, y el 13 embarca en Málaga en el “Ciudad de Cádiz”, llegando a Melilla el 14, y de inmediato es destinado al campamento de Cabrerizas Altas. El 20 de ese mismo mes y a las órdenes del General de División Fernando Álvarez de Sotomayor, que formaba una columna de reserva del General Antonio Tovar, participa en la batalla de Taxdirt, y el 22 concurrió a la toma del Zoco de Beni Sicar. En la madrugada del 27 al 28, encargado de recorrer los servicios de vigilancia, los centinelas encomendados a su vigilancia, fueron impetuosamente atacados por numerosos enemigos, que obligaron al cabo Noval a retirarse hacia las posiciones en unión de los suyos. Un grupo de enemigos que lo llevaban amenazado gritaban a los de la posición: “Somos españoles, no disparéis”; en esto el Cabo Noval a voz en grito protagonizó la misma gesta que el Comandante Benítez con el heliógrafo desde Igueriben comunicando a Annual el 17 de julio de 1921: “(…) Los de Igueriben mueren, pero no se rinden, disparad contra nosotros, pues moros y españoles estaremos juntos en la posición,….”. Al amanecer de aquélla madrugada se descubrió el cadáver degollado del Cabo Noval con el fusil bien agarrado a sus manos y los de sus captores junto a él, muertos éstos por disparos desde la posición.
Por este hecho de armas y según informado el Consejo Supremo de Guerra y Marina, el Cabo Noval recibió la Cruz de 2ª Clase de la Orden Militar de San Fernando, con la pensión anual de 400 pesetas, el 19 de febrero de 1910.
El Sargento Joaquín Álvarez Lorenzo, el Cabo Saturnino Camarero, y los Soldados Honorato Martín Montes y Manuel Patiño, contaron cada uno de ellos lo ocurrido. Las secciones que mandaban el Teniente Evaristo Álvarez Expósito, en el ángulo izquierdo, y la de Isidro Armendáriz en el derecho, fueron las que descubrieron la trampa en que los rifeños querían meterlos, que gracias al Cabo Noval no lo pudieron llevar a cabo.
Yo creo que el libro de nuestra Historia lo debemos tener presente y abrir sus páginas, aunque sean “hechos de sangre”, siendo estos con más motivo, para que jamás se nos olvide, y también para que mucha gente sepa, comprenda y entienda porqué muchos nombres de calles están rotuladas con esos nombres de héroes, como nuestro Cabo Noval en el Barrio del Tesorillo.
Reciban un cordial saludo.

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