ANTIGUA PLACA CONMEMORATIVA EN LA COMISIÓN DE LÍMITES
Sobre la placa situada en
el edificio de la Comisión de Límites, en la que figuraba la fecha
17.07.1936, conmemorando “...La reconquista de la Patria...”,
en el Acta del Ayuntamiento de 15.05.1939, entre otras cosas dice:
“...Ha de quedar bien grabado (en el Acta está escrito con
v) en el edificio donde se alzaron en armas un grupo reducido de
jefes y oficiales. Allí ha de perpetuarse con una placa de bronce,
perenne en su dureza e indeleble al tiempo...”. Yo creo que la
dureza fue duradera en el tiempo en que estuvo adherida en la entrada
de ese edificio; pero sobre lo indeleble, o permanente, ya fue otra
cosa.
Imagínense ustedes que
en la famosa cervecería Bürgerliches
Brauhaus, de Múnich, donde Hitler,
el 9.11.1923, dió el famoso “putch”, o golpe de estado, hubiese
una estatua suya conmemorando ese hecho, con la leyenda del
23.03.1933, cuando se aprobó la famosa “Ley Habilitante” (Gesetz
zur Behebung der Not von Volk und Reich),
que era la que solucionaba los peligros que acechaban al pueblo. Esta
ley le otorgaba la libertad de actuar sin consentimiento
parlamentario, e incluso sin limitaciones constitucionales, y con
plenos poderes para encerrar a los “enemigos del pueblo”, en
campos de concentración, que para los nazis eran los judíos, los
gitanos, los enfermos mentales, y todos los diputados del Partido
Comunista.
Aquí Franco, actualmente
permanece de Comandante a la entrada del Puerto, pero cuando fue
General, no lo hizo con la palabra en el Parlamento, lo que hizo el
18.07.1936, fue levantarse en armas contra la República, que antes
juró defender. Y sus conmilitones, “haciéndole la cama” en
nuestra ciudad, se le adelantaron un día antes, el 17.07.1936. Y al
General Romerales, entonces Comandante General de Melilla, le
formaron un Consejo de Guerra
sumarísimo “...por la actuación antipatriótica de
delitos de traición y sedición...”. Yo creo que si no fuera
por el sarcasmo tan cruel, causaría burla lo del “delito de
traición y sedición”, ya que en realidad los golpistas, fueron
los auténticos traidores sediciosos. Pero lo más triste es que a
aquél general, previa ignominiosa degradación, lo fusilaron en
Rostro Gordo a las ocho de la mañana del 28.08.1936. Solo tardaron
42 días, mientras que los nombres de los que lo juzgaron, han estado
40 años en nuestras calles, llenando de deshonor a otros, que sí
que fueron verdaderos Héroes, ya que éstos ofrendaron sus vidas en
defensa de nuestra Patria.
Existen anécdotas muy
jocosas del Congreso, que al menos nos hacen sonreír: un día
Francisco Silvela, “La Daga
Florentina”, le dijo a Romero Robledo, “El
Pollo Antequerano”: “A su Señoría todavía se le oye,
pero no se le escucha”. También
Azaña decía que no le preocupaba que un político no supiera
hablar, lo que sí le preocupaba era que no supiera de lo que
hablaba. Esto mismo les ocurre a los mindundis-meapilas-chaqueteros,
que escriben con una sintaxis sin rumbo fijo, que aunque se les lee,
no se les entiende. Ellos suelen hacer burla y escarnio creyendo,
con su supina ignorancia ramplona, que confunden al personal con
paralelismos, que no vienen al caso, por ejemplo con “Las
Adelantadas de España” (Enrique Arqués 1966), atacando a grupos
políticos de izquierdas, emergentes recientemente, que no son de su
cuerda.
Por otra parte, les digo
que los vencidos del franquismo nunca tuvieron justicia alguna,
porque los juzgaron sus vencedores, los que detentaron el poder
durante cuatro décadas. Y para entender esto último solo hay que
recordar la frase lapidaría que Franco anunció desde Burgos, al
final de su último parte de guerra, el 1.04.1939: “...La
Guerra ha terminado...”; claro que terminó, pero hasta que
falleció el 20.11.1975 se impartió la justicia con
los postulados que emanaban de las leyes que él dictó.
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