24 diciembre 2006

A la memoria de Manuel Infante Torres

A LA MEMORIA DE MANUEL INFANTE TORRES (CARTERO URBANO)
Ha muerto Manuel Infante Torres, “melillense en el exilio”. Él siempre me decía que éramos “Melillenses en el exilio peninsular”. Contaba con la edad en que los hombres nos encontramos en la frontera de la plenitud del trabajo bien hecho, ya que engendró seis hijos buenos y trabajadores haciéndolos felices, como a su desconsolada esposa y compañera, durante todos los años de unión, que han sido casi cuarenta años. Manolo, Manolín para los amigos y compañeros postales, había nacido el día de la Virgen del Pilar del año 1944 (tres días antes que yo, y en la misma calle de Castellón de la Plana). La Miga donde comenzó sus balbuceos haciendo palotes fue en la de doña Nieves, en la de Duque de la Torre, que el que les escribe también disfrutó de la bondad de aquélla profesora ocasional por dos reales al día. Más tarde a él lo inscribieron en el Colegio de don Isidro, perteneciente a la Iglesia del Sagrado Corazón, y mis padres lo hicieron conmigo en el Grupo de Ataque Seco. Cuando sus padres decidieron mudarse a la calle Carlos R. de Arellano, él siguió acudiendo a ese colegio cada día junto a sus hermanos, igual que yo lo hacía junto a los míos. La amistad que nos ha unido ha sido desde aquélla entrañable miga hasta el desempeño y jubilación de nuestro servicio en Correos durante casi cuarenta años. Manolín desde la lejanía peninsular sentía su melillismo en lo más hondo de su corazón, que nos transmitíamos con nuestras inquietudes de melillenses desde esta otra orilla. Era un asiduo lector de toda la prensa de nuestra ciudad. Trabajador incansable, culto y prudente, de recta nobleza y gran corazón de hombre bueno, que ha dejado una honda huella en todos los que tuvimos el privilegio de ser sus amigos. Como cartero repartidor estuvo en el único distrito postal de Málaga prestando sus servicios durante más de treinta años, hasta que la cartera le pesó tanto que solicitó el traslado a la Sala de Dirección como experto clasificador. Manuel Infante, Manolín, desde el lunes día 20 de noviembre, sus restos descansan en una loma frente al mar en el tranquilo y recoleto cementerio de Rincón de la Victoria, como él dejó dicho a su familia.
Desde éstas humildes líneas de El Telegrama de Melilla, el periódico que él citaba a menudo, mi deseo es que su recuerdo quede reflejado en la ciudad en que vino a la vida: su Melilla, sus calles y sus gentes.
Juan J. Aranda
Málaga noviembre 2006

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