24 diciembre 2006

Sobre los rosales de la Victoria y bastones de oro

SOBRE LOS ROSALES DE LA VICTORIA Y BASTONES DE ORO
El 20 de noviembre se cumplieron 31 años de la muerte de Franco, y se puede ver en la fotografía de su estatua que está en la pared de las murallas a la entrada del Puerto, entre la Florentina y San Juan, los diversos ramos de flores que muchos nostálgicos depositan a sus pies. Un anciano amigo, que siempre le doy a leer este periódico, nada más verlo con el bastón, los prismáticos y su sombrero de campaña, lo primero que me dijo fue: “Melilla siempre fue la al Movimiento, pero ahora habrá que llamarla la a la Democracia”. Alguien creerá que mi amigo lleva razón y otros pensarán que no, que nuestra ciudad ha cambiado mucho, como muchos políticos lo hacen de bando. Yo ya lo decía hace unos meses: los vestigios del dictador no se van a diluir porque se retire su estatua de las vías públicas de las ciudades. A las historias viejas debemos tratarlas con mucho cuidado, porque se parecen a bellas flores silvestres marchitas que se deshojan al menor soplo de viento. Ni tampoco va a cambiar para nada el curso de la Historia a base de cambiar los cuadros colgados en las paredes. Tampoco se pueden cambiar las palabras que Franco dedicó a los moros que le ayudaron en el campo de batalla en la Guerra Civil, que fue todo poesía: “Cuando florezcan los rosales de la victoria, nosotros os entregaremos las mejores flores”. O lo que les dijo en abril de 1937: “Valientes soldados marroquíes, os prometo que cuando acabe la contienda a los mutilados les daré un bastón de oro”. No creo que cautivo y desarmado el ejército rojo quedara algo de oro en las arcas del Tesoro para que los moros lisiados se fueran apoyados en esos valiosos bastones a sus casas. Hoy algunos de ellos en vez de apoyarse en un bastón de oro lo hacen en uno de mendigo. Toda esta arenga llena de falacia se lo decía a los que supuestamente quedarían heridos, porque de 70.000 moros que lucharon en sus filas, murieron 5.000. Ahora, buscando protagonismo, hay alguna plataforma reivindicativa que requiere para estos ancianos, nonagenarios casi todos, que el Gobierno Español les actualice sus míseras pensiones, congeladas desde hace varios años. Yo creo que el Gobierno debiera hacerlo como lo ha hecho con nuestros nacionales que lucharon en los dos bandos. Pero también al mismo tiempo, esta misma plataforma debiera aconsejar a estos ancianos, luchadores contra la Republica, que pidan perdón por los robos, violaciones, atrocidades y asesinatos que cometieron en las ciudades que iban tomando junto a las tropas llamadas “nacionales”. Como muestra, esta perla de Queipo de Llano cuando dijo: “Nuestros bravos legionarios y regulares han enseñado a los cobardes rojos lo que significa ser hombre. También a sus mujeres. Después de todo a estas comunistas y anarquistas les ha hecho bien adoptar la doctrina del amor libre. Y ahora conocerán por lo menos a hombres verdaderos, y no esos milicianos maricas”.
Juan J. Aranda
Málaga noviembre 2006

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