28 junio 2006

Reivindico un homenaje a Eladio Algarra

REIVINDICO QUE LA CIUDAD LE RINDA UN HOMENAJE AL POETA MELILLENSE ELADIO ALGARRA
Existe en Melilla un escritor que a la vez es poeta; un juglar que se llama Eladio Algarra.  Ustedes, queridos lectores, tienen la suerte de leerlo en éstas páginas, por ser su coordinador general del Movimiento Poético: “Puerta de la Marina” cada domingo y disfrutar con sus versos sonoros dedicados a nuestros parques, a nuestras calles, a Melilla toda. Por su canto a las murallas, conocedor que es de cada calle, de cada túnel, de cada piedra de El Pueblo, palpando éstas con sus manos y evocando historias de héroes que las defendieron. Al leer su último libro de poemas “Nómada de Calles”, tuve un día el atrevimiento cariñoso de llamarle: “Poeta Andariego de Rusadir”, porque fue en la calle de San Miguel, donde vino a la vida, y bebió de niño las quietas aguas del vetusto aljibe horadado en la piedra de nuestra ciudadela. Toda su poesía es como un par de zapatos con los que andas a gusto, porque con su genial imaginación le da  flexibilidad, le proporciona vida y la pinta de un color azul, como nuestro cielo y nuestra bandera. Es Eladio un viejo poeta de la esperanza, el que construye colmenas de cristal en cada poema, donde cada uno de sus versos los empapa de floraciones vivas escarchadas de espejos calidoscópicos, y de sueños que siempre llegan a cumplirse. Es merecido de saludables elogios de sus amigos y lectores porque tiene el don de la lengua de Cervantes en todo lo que escribe como “platicador-poético”.  Con su alma de poeta pasea por su Rusadir cuaderno y pluma en ristre emborronando versos que luego pule quitando y colocando nuevas palabras con su mirada al mar. Eladio en sus años de enseñante como antiguo maestro de escuela tuvo siempre la filosofía de la vieja Institución Libre de Enseñanza: “Tolerancia, conciencia del deber, honrada lealtad, trabajo personal y creador, procedimiento socrático (diálogo sencillo y persuasivo), individualidad de la acción educadora en el orden intelectual”.  Su gran humildad se refleja siempre en sus poemas de denuncia, como la que hace a la Fuente del Hipódromo, en la Plaza del Callao, que al parecer está hecha una pena debido al vandalismo que padece: “ (…) Tu carcasa de desmanes infelices/ el poeta testifica/ y su verso más que un arma en ristre/ denuncia informal, que no agria crítica”. Sus reconocimientos son: “Premio Blas de Otero”, de Reus; “Poesía Andaluza”, de la Comunidad Convivencia Melillense; “Premio Ánfora de Plata”, 1º y 3º Casa de Melilla en Málaga; “Nominación Poética Agrupación PSOE de Málaga”, “Accésit Poético de Archidona”, (Málaga); “Premio de Ciudad de Melilla de Poetas Locales”; “Premio Pedro de Estopiñán de Poetas Locales”; “Homenajeado Poeta Popular de Melilla La Vieja”; “Titulado por la Sociedad Cervantina de Madrid”; “Mérito Centro Cultural Felgueiras de Portugal; “Mención en Radio Habana Cuba y lecturas de poemas”; por dos años consecutivos “2º Premio Casa de Melilla en Almería”; “1º Premio de Concurso Poético de Navidad; “1º Premio Concurso Poético de Navidad”; “1º Primer Premio Poesía Religiosa 60º Aniversario de Cofradías”; “1º Premio de Poesía Otoño 2002” del Sindicato Nacional de Escritores Españoles; “1º y 2º Premios Poesía Navidad Ciudad de Melilla 2003”; Miembro de honor del Centro UNESCO de Melilla. “9º Premio del Concurso Esculturas Alegóricas Paseo Marítimo de Melilla”. Fue finalista del “5º Concurso de la Navidad de 2004”. La gran mayoría de sus obras publicadas de versos y prosas desde 1986 hacen referencia a nuestra ciudad, como lo hace en su “Melilla, mi Dama”, publicada en 1990. Vaya desde estas humildes páginas mi petición a quien corresponda para que el Maestro de Escuela y Poeta Melillense, don Eladio Algarra Jiménez, sea homenajeado como corresponde a su labor de antiguo pedagogo y sus líricos cantos que le dedica a nuestra ciudad.

                              Juan J. Aranda
                              Málaga junio de 2006

20 junio 2006

Historia, edificios y piquetas

HISTORIA, EDIFICIOS Y PIQUETAS
(Y un deseo para Carod Rovira)
Alguien dijo que la Historia es una galería de cuadros en la que hay pocos originales y muchas copias.  Juan Hernández, maestro de ceremonias de la Casa de Melilla en Málaga, y un servidor comentábamos sobre las calles sin esquinas del Centro, sobre los edificios modernistas que existen en Melilla y que son la envidia de ingenieros y arquitectos. Deseábamos los dos vivamente que nuestra ciudad sea nombrada Patrimonio de la Humanidad, por su merecida herencia de Arte y de Historia durante más de 509 años, y que desde estas líneas animo a los responsables para que sus esfuerzos pasen todos los filtros en España y consigan esa tan ansiada declaración en los foros internacionales para que Melilla sea Ciudad Patrimonio de la Humanidad.  Juan me decía que se crió en la calle Polavieja nº 5, y según algunos familiares esa casa la van a tirar para construir una nueva.  A mí que me gusta revisar la Historia, la de Melilla, la nuestra, en los libros que poseo, encuentro en “La Ciudad de Melilla y sus Autores”, de Bravo Nieto, que ese edificio se terminó de construir el 15/6/1913, o sea que en estos días acaba de cumplir 93 años.  La persona que la construyó fue el pamplonés, ingeniero militar, don Emilio Azulgaray Goicoechea. Hombre con una vida azarosa, que se le complicó, como a otros militares, al término del “Desastre de 1921”.  Este militar, aparte del edificio donde jugó nuestro amigo Juan, hizo en la misma calle Polavieja, el del nº 25, y  el del 46-48, frente al Cine Perelló.  Otros edificios que construyó fueron los de Miguel Zazo 15 y 18; Prim 17; O´Donnell 28; Sor Alegría 3 y 7; Aizpuru  26-28, hasta 115 por toda la ciudad. Yo me imagino la tristeza que sentirían el general Polavieja como el Doctor Rizal que así, con éste nombre fue rotulada primitivamente la calle hasta que el 18/12/1940 la cambiaron por la del Teniente General don Camilo García Polavieja y del Castillo, que es como los de mi generación siempre la hemos conocido.  La tristeza melancólica por el recuerdo de una dicha que se fue con el tiempo solo es comparable con el sentimiento de la nostalgia; y ante eso no hay fuerza humana que pueda con ello.   Me decía un amigo residente en la ciudad que el edificio de la “Casa de los Baños” y el de “Mónaco”, en la Avenida, y  el que estaba el bar “La Cave”, el de mis bocadillos a la salida del cine, los están derribando.  Para ser sincero creo que las fachadas de origen serán respetadas.  Pero lo que más le chocaba a éste amigo, echando de menos, es que en las grúas que se ven en la Avenida no se divisaban bandera alguna en todo lo alto.  Lo decía porque en la gran mayoría de grúas de obras en construcción que se pueden ver en las distintas ciudades de la Península ondea una bandera española en todo lo alto de ellas.  Esperemos que en Melilla la piqueta descanse y deje tranquilos los ladrillos centenarios que colocaron en muchos de los bellos edificios que siempre hemos admirado.
Y ahora, para cambiar de tercio, le deseo con toda mi alma a José Luís Carod Rovira, el aragonés (una prima suya dijo que era mañico) de Izquierda Republicana de Cataluña, por el trato que le tiene a nuestra ciudad y a su País, España, aunque le joda, reciba unos sonoros céfiros albardados e impregnados del aroma de una butifarra ingerida con un gran plato de monchetas, casi sin masticar; digerido en el estómago de una persona estresada, y expelidos todos ellos por el ojo que no tiene niña.

                              Juan J. Aranda
                              Málaga junio 2006

13 junio 2006

Felicitación

FELICITACIÓN A UN ARTICULO PONDERADO SOBRE UNA LENGUA EXTRANJERA
     Tengo felicitar al señor José del Valle Chousa por su ponderado artículo del domingo 28 de mayo titulado: “La enseñanza en Tamazight en Melilla: ¿Pero realmente qué quieren los padres…?”. El domingo siguiente, 4 de junio, leo que “CpM quiere que el Congreso haga suya la reivindicación de una de las lenguas minoritarias del territorio español, el tamazight”.  Yo me reitero en lo mismo, y digo: ¡El tamazight (chelja) no es español, es marroquí!, y es a ese país donde deben dirigir sus reivindicaciones.  Porque, como dice Del Valle Chousa: si en Nador a los niños les enseñan el árabe y el francés, no el chelja, ¿Cuántos de los padres que tienen esa lengua como habla materna querrían que sus hijos estudiaran en ese idioma en vez de en castellano?.  No será que muchos políticos están hasta las trancas de demagogia y se alejan de la realidad.  Verán: yo sé que mis opiniones a algunos les salen ampollas, y créanme que lo siento.  Pienso que el chelja es una lengua muy respetable y muy digna, pero si es blandida como un arma de agresión y de autodefensa, lo que está es creando un problema.  La sociedad melillense, lógicamente, es parte de la sociedad española y ésta es la que tiene el poder jurídico y efectivo de tomar las decisiones; eso si, siempre excluyendo el habla –chelja- de un país extranjero como lo es Marruecos.  A estas alturas creo que si a cualquier persona se le preguntase si el chelja es una lengua española creería que se están burlando de él.  Sobre el rechazo del PP europeo de las demás lenguas españolas: catalán, vasco, gallego, etc., me parece muy bien, ya que ese parlamento parecería una torre de Babel.  Además que el castellano es el idioma que representa a España en todo el mundo.  Muchas personas  procedentes de Marruecos que residen en Melilla debieran saber una cosa muy simple: Que hay que respetar la ley y las costumbres del país que les ha acogido, España, sin perder, claro está, su identidad de origen, pero sabiendo y teniendo en cuenta que se debe adaptar a sus leyes y costumbres, como por ejemplo: acudir a El Pueblo a rendir honores a Pedro de Estopiñán, al Mariscal Cherlok, en fin a todos los que defendieron la ciudad durante estos siglos.  Son cosas que aparentemente no tienen importancia pero que te fastidian que un partido político de España no acuda nunca, ni aunque sea por ética, y algo de deferencia y respeto a esos héroes, ya que gracias a ellos los pertenecientes a ese grupo político pueden sentarse en las poltronas de la Asamblea de la Ciudad, cobrando sueldos procedentes de lo que todos los españoles pagamos con nuestros impuestos.  Así que reitero mis felicitaciones a José del Valle Chousa por su ecuánime artículo, esperando que nadie le invite a tomarse un vasito de leche y que se acueste, como lo hicieron conmigo.
     
                                   Juan J. Aranda
                                   Málaga junio de 2006

08 junio 2006

Los añorados estampidos de un antiguo cañón

LOS AÑORADOS ESTAMPIDOS DE UN ANTIGUO CAÑÓN

Imagino que muchos antiguos vecinos de Ataque Seco, de las calles de Castellón y Duque de la Torre (actual Teruel), se acordarán del antiguo cañón que a las doce en punto del mediodía disparaba su ración de estropajo, y que muchos niños de entonces esperábamos con impaciencia junto a la alambrada de la Batería de Costa. Había días en que los soldados, todos pelones, y algunos con muy mala leche, nos hacían guerrillas desde el otro lado de la alambrada y claro nosotros les respondíamos con nuestra munición: las piedras, que algunas llegaban a la altura del viejo cañón. Este cañonazo quedó como “memoria histórica” de aquéllos disparados que los libertos del antiguo penal debían respetar para la entrada y salida del mismo para sus quehaceres agrícolas diarios en los alrededores de la Plaza. En aquéllos años para los que vestíamos pantalón corto era una apuesta el correr en busca de la estopa, que donde ésta caía, que solía ser muy cerca de la alambrada, el más listo se hacía con el “paquetón”, aun con olor a pólvora, para llevárselo a su madre, o vecinas para que con él fregaran los cacharros de cocina. A mi madre le gustaba más comprar sus rollos de estropajo en la tienda de la señora Esperanza, en la calle Duque esquina con el Callejón del Aceitero. Por cierto que a éste callejón lo han dejado tan estrecho que más bien parece un pasadizo con escaleras. Todo esto que rememoro, con mucho cariño hacia mis amigos coetáneos de aquéllos felices años sobre el antiguo cañonazo de las doce, es porque he leído que algunos vecinos de las viviendas de Ataque Seco se han quejado del ruido que hicieron los disparos al finalizar las actividades del Día de las Fuerzas Armadas. No sé el número de cañonazos que dispararon ese día pero estoy seguro que el año que viene se hará en el sitio adecuado para que los vecinos queden tranquilos. Lo que sí les digo es que cuando se escuchaba aquél trueno en plena canícula, sin tener que ir al colegio, y con el desayuno digerido hacía horas, era para que muchos chaveas nos perdiéramos por las rocas del “Agarraero” (actual incineradora); por la “Piedra Ahogá” y la “Poza de la Vieja”, ya desaparecidas. Lugares que ya se han perdido por las edificaciones cercanas al Cementerio, la Alcazaba, los Fuertes Victoria Chica y Victoria Grande. Desde el acantilado de los dos Victorias se podía transitar a través de una de sus minas hacia las dos bocas de entrada que existían en el Frontón del Parque de Lobera, que nuestro poeta Eladio Algarra y este que les escribe comentábamos hace pocos días en qué paredes del frontón están situadas esas entradas; por supuesto ya tapiadas. A un banco hecho a pico y pala por los antiguos penados en medio del oscuro laberinto le llamaban: “La Sillita de la Reina”; al pozo, especie de bombillo horadado en el suelo del pasadizo, donde se escuchaba el ruido de las olas rompiendo en las rocas del fondo, se le bautizó: “Foso de la Muerte”, nombres que los niños pronunciábamos con temor, por el peligro que ello entrañaba. Siempre me ha llenado la curiosidad si esos pasadizos o minas que recorren el suelo de esos fuertes fueron escenarios donde el cabo de las “Compañías Fijas”, Alonso Martín Sánchez, se cubrió de gloria el 9 de enero de 1775, que junto a doce desterrados lograron rechazar un ataque de los fronterizos. Fue ascendido a Sargento y los desterrados liberados en la totalidad de sus penas. El 8 de julio de 1804 murió con el grado de Capitán de la Primera Compañía Fija. La calle donde está rotulado su nombre es la situada paralela a las de otros héroes como Antonio Falcón, Teniente de Artillería que cayó en el Fuerte de San Antonio (1774-1775); y Pedro Segura, Cabo que defendió con valor el Fuerte de Santiago en 1679, pereciendo con 25 de sus compañeros.
Reciban un cordial saludo.
Juan J. Aranda
Málaga junio de 2006

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